La Vanguardia

El internet de las drogas

- C. SÁNCHEZ MIRET, socióloga Cristina Sánchez Miret

Cristina Sánchez Miret advierte sobre la rapidez y agilidad con que el negocio del tráfico de drogas se ha adaptado a la era digital: “Se sabe que en internet se puede comprar de todo; por ello estaba claro que la venta de drogas encontrarí­a sus canales en este ámbito. Más todavía cuando puede aprovechar todas las ventajas de la relación proveedor-cliente que ofrece la red”.

España encabeza, entre los jóvenes, el consumo de cocaína y se sitúa en el tercer lugar del ranking europeo con respecto al consumo de cannabis, según el informe de la Comisión Europea que se ha publicado este pasado jueves. Por suerte, el país no capitanea de la misma manera el número de muertes inducidas por drogas, indicador en el que puede sorprender encontrar muy por encima de la media a países como Suecia o Noruega.

Hay cambios en las sustancias predominan­tes –aunque no hay un único patrón universal, ya que el consumo principal varía según el lugar–; hay cambios en los países que encabezan el ranking de productore­s y hay cambios en las maneras de conseguirl­as. Pero este es uno de los mercados con más sa- lud económica. De hecho se adapta a tiempo y modas como pocos otros y, también por eso, no parece que haya quien lo pare.

El Observator­io Europeo de las Toxicomaní­as ha identifica­do en un año, en el 2014, más de 650 sitios web de venta de sustancias psicotrópi­cas. A lo que hay que añadir la alerta que ha emitido sobre el hecho de que cada semana aparecen dos sustancias nuevas. De hecho se sabe que en internet se puede comprar de todo; por ello estaba claro que la venta de drogas encontrarí­a sus canales en este ámbito. Más todavía cuando puede aprovechar todas las ventajas de la relación proveedor-cliente que ofrece la red.

Eso es lo que hizo el creador de Silk Road, Ross William Ulbricht, de 31 años –ahora condenado a cadena perpetua–, que ideó una red de compravent­a universal de la cual él sólo se quedaba un pequeño porcentaje, el 15% de las transaccio­nes. Se estima que llegó a vender en torno a 200 millones de dólares en drogas ilegales, en tres años.

Quizás haya sido la suya la más importante, al menos de momento. Y, aunque el efecto de la detención, juicio y posterior condena no hay que despreciar­lo, es evidente que no acabará con la creciente expansión de este mercado en las plataforma­s digitales. De hecho no era el único empresario del sector y, cada día que pasa, hay más. El negocio no para de ampliarse. En la red, junto a los sitios web que ofrecen sustancias legales, se entrevé la sombra alargada de la llamada internet negra, gris u oscura. Tanto da el nombre o la dificultad de acceder a ella –talmente como en las calles de nuestros pueblos y ciudades–, quien quiere la encuentra.

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