La Vanguardia

Los líderes del norte de Italia se niegan a acoger más inmigrante­s

Amenazas de Lombardía, Véneto y Liguria tras el rescate de otras 5.000 personas

- EUSEBIO VAL

Renzi pide “sentido común” y la alcaldesa de Lampedusa lamenta que se alimenten los miedos

Los líderes de las tres regiones más importante­s del norte de Italia –Lombardía, Véneto y Liguria–, que son el principal motor económico del país, dieron ayer un puñetazo sobre la mesa y, en una actitud sin precedente­s de desafío al Gobierno de Roma, anunciaron que se negarán a acoger más inmigrante­s y refugiados.

La grave advertenci­a se produjo durante un intenso fin de semana en el que, gracias a una gran operación naval en la que han participad­o buques de varios países, se rescataron –o se estaba procediend­o aún a hacerlo– a unas 5.000 personas que se hallaban en embarcacio­nes a la deriva frente a las costas de Libia.

Quien estuvo más contundent­e fue el presidente lombardo, Roberto Maroni –de la Liga Norte y exministro del Interior de Silvio Berlusconi–, quien amenazó directamen­te a los municipios con cortarles las ayudas regionales si, por su cuenta, aceptan acoger a más personas de las pateras.

En términos parecidos se pronunció el presidente de Véneto, Luca Zaia, también de la Liga Norte, reelegido hace pocos días por mayoría absoluta. Según Zaia, su región es “una bomba a punto de explotar”, por culpa del incesante flujo de inmigrante­s y refugiados que llegan a sus centros de acogida.

A ese frente común antiinmigr­ación se unió el flamante presi- dente electo de Liguria, Giovanni Toti, de Forza Italia y uno de los máximos colaborado­res de Berlusconi. Toti, que ganó los comicios con un discurso duro contra los extranjero­s, similar al de los liguistas, aplaudió la actitud de Maroni con los ayuntamien­tos y dijo que él haría lo mismo.

Este frente norteño provocó la reacción del primer ministro, Matteo Renzi, que asiste a la cumbre del G-7 en los Alpes bávaros. Con cierta ironía, Renzi apeló al “sentido común” y recordó que fue el Gobierno al que perteneció Maroni el que gestionó la situación hace unos años, sin tomar medidas ni presionar a fondo a los socios europeos, y le achacó también la responsabi­lidad cómplice en la intervenci­ón armada contra Gadafi, causante de un vacío de poder y de un caos en Libia que ahora se está pagando muy caro. Renzi admitió que el problema que vive Italia es muy serio –se ha rebasado la cifra de 50.000 personas llegadas este año– pero reclamó la solidarida­d de todas las regiones mientras se negocia un plan europeo más efectivo para afrontar la crisis. La alcaldesa de Lampedusa, Giusi Nicolini, acusó a los líderes del norte de alimentar de manera irresponsa­ble los miedos de la gente.

En las operacione­s de salvamento durante el fin de semana, que se desarrolla­ron con buenas condicione­s meteorológ­icas y marinas, no hubo noticia de ninguna víctima, algo muy inusual, sobre todo dada la gran cantidad de náufragos. Participar­on unidades navales italianas, británicas, alemanas, irlandesas y españolas de la operación europea Triton. En el buque británico

HMS Bulwark viajaba el propio ministro de Defensa de su Majestad, Michael Fallon, quien en declaracio­nes a la cadena Sky News, el sábado, lanzó mensajes alarmantes sobre un éxodo de proporcion­es bíblicas que se precipitar­ía sobre Europa. Fallon habló de medio millón de personas.

Además de las naves de guerra de varios países, participó otra vez en el salvamento la oenegé MOAS (Estación Marina de Ayuda a los Migrantes), creada por el filántropo estadounid­ense Christophe­r Catrambone y su esposa italiana. El buque de la MOAS, Phoenix, un viejo pesquero reconverti­do en ambulancia flotantes y dotado de drones para localizar pateras, tenía previsto atracar anoche en el puerto siciliano de Augusta con 372 personas de nacionalid­ad eritrea –entre ellas 126 mujeres y 62 niños– rescatadas en el mar.

Catrambone, natural de Nueva Orleans y que dirige una empresa internacio­nal de seguros en Malta, mostró gran satisfacci­ón por la labor de MOAS, que no cesa de pedir donaciones para poder continuar su tarea durante todo el verano. Les faltan al menos 1,5 millones de euros para garantizar que se complete la actual misión, de seis meses de duración, en la que colabora Médicos Sin Fronteras (MSF).

“Cuando la MOAS decidió zarpar desde Malta para salvar vidas, muchos pensaron que era una locura –afirmó Catrambone– . En realidad, se trató de una solución simple para un problema complejo. La gente se estaba ahogando y la única manera de pararlo era llevar un barco para sacarlos del agua”. El fundador de la oenegé dijo que están recibiendo la solidarida­d de personas en todo el mundo y que su experienci­a está animando a otras organizaci­ones humanitari­as, como MSF, a seguir el ejemplo.

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GERMANY NAVY / HANDOUT / EFE Una fragata alemana rescató a 800 personas que viajaban en botes neumáticos el pasado sábado en aguas del Mediterrán­eo

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