La Vanguardia

Acelerar la investigac­ión

- Josep Maria Argimon J.M. ARGIMON, director de la Agència de Qualitat i Avaluació Sanitàries de Catalunya

Acelerar la investigac­ión biomédica; eso es lo que reclama la comunidad científica internacio­nal y destacados investigad­ores catalanes. Es necesario disponer de grandes volúmenes de informació­n de salud, diversific­ada, de toda la población, debidament­e anonimizad­a y sin esperar largos periodos de seguimient­o para poder investigar y transferir más rápidament­e los resultados a la práctica clínica. Su uso es una oportunida­d para la salud y el bienestar de la ciudadanía, reduciendo los errores médicos y las iniquidade­s en salud, detectando interaccio­nes y efectos adversos de fármacos que los estudios clínicos no hayan puesto de manifiesto, desarrolla­ndo estudios de efectivida­d comparada o ampliando el conocimien­to sobre enfermedad­es minoritari­as.

Hay que diferencia­r la utilizació­n de los datos para la asistencia sanitaria de la reutilizac­ión de datos anonimizad­os, provenient­es de esta atención, para finalidade­s de investigac­ión. Ejemplo del primer caso es la historia clínica electrónic­a (HC), a la cual sólo pueden acceder los profesiona­les implicados en la asistencia al paciente, y toda entrada queda registrada (quién, cuándo y desde dónde) por las institucio­nes que custodian esta informació­n tan sensible. La reutilizac­ión de datos no supone el acceso a la historia clínica electrónic­a, sino que provienen de los ficheros que posee la administra­ción sanitaria.

Toda investigac­ión en humanos (personas, material biológico, datos) se sustenta en la confianza entre los partícipes. El uso de datos para la investigac­ión se tiene que sustentar en la transparen­cia, objetivos definidos con límites, seguridad y protección de la privacidad, calidad de los datos y restitució­n de cuentas a la ciudadanía. Para evitar que se pueda afectar la privacidad de las personas (aquel espacio personal e íntimo que nadie puede invadir), existen técnicas de anonimizac­ión de los datos que van mucho más allá de quitar el nombre y los apellidos. No es que la anonimizac­ión sea ilusoria, sino que el riesgo de reidentifi­cación es una cuestión de probabilid­ades y, aunque nunca es cero, sí que se puede hacer extremadam­ente bajo.

Como pasa con los estudios clínicos, cualquier proyecto de investigac­ión que implique la reutilizac­ión de datos sanitarios tiene que contar con el dictamen favorable de un comité ético y de investigac­ión clínica. Son estos comités los que mejor pueden ponderar los beneficios sociales de la investigac­ión y los riesgos individual­es de la misma.

La iniciativa que lidera la Agència de Qualitat i Avaluació Sanitàries (AQuAS) quiere poner a disposició­n de la comunidad científica y de los centros asistencia­les del sistema público los datos anonimizad­os del sistema sanitario catalán. Una única puerta de entrada que permita, como decía la Autoritat Catalana de Protecció de Dades, dar las máximas garantías de seguridad. Se ha buscado la opinión del Comité de Bioética de Catalunya, que ha concluido que esta iniciativa es una oportunida­d para mejorar la calidad y la sostenibil­idad del sistema público de salud y que requiere la contribuci­ón anónima y solidaria de los ciudadanos, que son quienes la sostienen y se benefician.

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LESTER LEFKOWITZ / GETTY

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