La Vanguardia

Misma música, descripcio­nes más nítidas

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Ofrecemos algunos ejemplos de fragmentos del Quijote, en su versión original, y en la puesta al día que ha efectuado Andrés Trapiello.

Quijote, 1, 1

–En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo mesmo, y los días de entreseman­a se honraba con su vellorí de lo más fino.

–En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, vivía no hace mucho un hidalgo de los de lanza ya olvidada, escudo antiguo, rocín flaco y galgo corredor. Consumían tres partes de su hacienda una olla con algo más de vaca que carnero, ropa vieja casi todas las noches, huevos con torreznos los sábados, lentejas los viernes y algún palomino de añadidura los domingos. El resto de ella lo concluían un sayo de velarte negro y, para las fiestas, calzas de terciopelo con sus pantuflos a juego, y se honraba entre semana con un traje pardo de lo más fino.

Quijote, 1, 6 – Pues yo le tengo en italiano —dijo el barbero-, mas no le entiendo. –Ni aun fuera bien que vos le entendiéra­des –respondió el cura.

–Pues yo lo tengo en italiano –dijo el barbero–, pero no lo entiendo. –Ni tampoco estaría bien que, con sus pasajes licencioso­s, vos lo entendiera­is –respondió el cura.

Quijote 1, 45 –Pero allá van leyes, etc., y no digo más, y en verdad que no estoy borracho, que no me he desayunado, si de pecar no.

– Pero allá van leyes donde quieren reyes, y no digo más. Y de veras que no estoy borracho; sigo en ayunas, aunque no de pecar.

Quijote, 2, 19 –Si no os picáredes más de saber más menear las negras que lleváis que la lengua –dijo el otro estudiante–, vos lleváredes el primero en licencias, como llevaste cola.

–Si os hubierais jactado de utilizar la lengua tanto como os jactáis de manejar esas espadas que lleváis, habríais sido el primero en la licenciatu­ra, y no el último de la cola.

Quijote, 2, 21 –¡Milagro, milagro! Pero Basilio replicó: —¡No milagro, milagro, sino industria, industria!

–¡Milagro, milagro! –¿Qué milagro, milagro? ¡Maña y astucia! –replicó Basilio.

Quijote, 2, 25 –Eso creo yo muy bien –respondió Sancho–, porque es ella una bienaventu­rada, y a no ser celosa, no la trocara yo por la giganta Andandona, que según mi señor, fue una mujer muy cabal y muy de pro; y es mi Teresa de aquellas que no se dejan mal pasar, aunque sea a costa de sus herederos.

–Así lo creo yo también –respondió Sancho–, porque es una bendita, y aunque sea a costa de sus herederos, mi Teresa es de las que no se privan de nada. Y de no ser celosa, no la trocaría yo ni por la giganta Andandona, que según mi señor fue una mujer muy cabal y muy de pro.

Quijote, 2, 67 –(…) muchas veces te he aconsejado que no seas tan pródigo en refranes, y que te vayas a la mano en decirlos, pero paréceme que es predicar en desierto, y castígame mi madre, y yo trómpogela­s.

–(…) y muchas veces te he aconsejado que no seas tan pródigo en refranes, y que te sujetes, pero me parece que es predicar en el desierto, y ríñeme mi madre, por un oído me entra y por otro me sale.

Quijote, 2, 51 –Quisiera enviarle a vuestra meced alguna cosa, pero no sé qué envíe, si no es algunos cañutos de jeringas, que para con vejigas los hacen en esta ínsula muy curiosos; aunque si me dura el oficio, yo buscaré qué enviar, de aldas o de mangas.

–Quisiera enviarle a vuestra merced alguna cosa, pero no sé qué enviar, como no sean unas cánulas que hacen muy curiosas en esta ínsula para jeringas de la vejiga; aunque si me dura el oficio, yo buscaré qué enviar, bien o mal logrado.

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