La Vanguardia

Una autopista hacia la final

Tras un primer cuarto de falsa igualdad, el Barça volvió a ser enormement­e superior

- JUAN ANTONIO CASANOVA Barcelona

El Barcelona está a un solo paso de su novena final consecutiv­a de Liga. Y sorprender­ía que no lo diera ya el miércoles, en la primera ocasión que tendrá en Málaga, en vista de la tremenda superiorid­ad que está mostrando sobre un Unicaja que no da el nivel y al que no le queda ya otra ilusión que la de una transforma­ción radical para no despedir de mala manera la temporada en casa.

Sólo un dato, pero muy relevante: hasta esta eliminator­ia el Unicaja promediaba más de 80 puntos a favor y menos de 76 en contra. El Barça le está dejando en 66 y endosándol­e 91. Son nada menos que 29 de diferencia respecto a lo anterior. Mucho mérito.

Durante un rato pareció que el segundo partido no iba a ser como el primero. Pero era una impresión falsa la del cuarto inicial (cerrado con un empate a 23 tras un 5-8 que era la primera ventaja andaluza en la serie y un 16-21 como la máxima), porque a este último marcador se llegó con el quinto triple en cinco intentos del equipo de Joan Plaza. Lógicament­e, esa infalibili­dad duró poco –de hecho, no hubo ningún otro triple malagueño en los 12 minutos que faltaban para el descanso– y en el segundo cuarto el Barcelona tuvo hasta 17 puntos de renta (50-33) que hacían pensar que el 2-0 era ya un hecho inevitable.

Como el viernes, el equipo de Xavi Pascual anotó con enorme fluidez en el primer tiempo: 49 y 50 puntos. No la única, desde luego, porque había mucha diferen- cia en el acierto global de unos y otros, pero una de las claves de la gran superiorid­ad de los locales era el absoluto dominio ejercido por sus bases, con un reparto de lo más salomónico: 11 puntos, con 3/4 triples, de Satoransky (de nuevo el mejor en puntos y en valoración) en el primer cuarto y otros tantos, con 2/2 triples, de Marcelinho en el segundo. Granger llevaba sólo 3 entonces y, aunque acabaría siendo el máximo anotador visitante, nunca estuvo al nivel de sus rivales directos.

Más allá de cuál fuera la diferencia en el marcador, que en el tercer cuarto osciló entre un máximo de 18 puntos (55-37) y un mínimo de 12 (63-51) porque el Barça ya no necesitó mantener la regularida­d de antes, todo el mundo tenía muy claro quién iba a ganar el partido. Empezando por un Unicaja entregado en la pista y en el banquillo.

Así que la única preocupaci­ón barcelonis­ta fue el esguince en el tobillo derecho que sufrió Pleiss a los 24m 40s, al pisar mal mientras luchaba por un rebote. Después del susto inicial por sus gestos de dolor, el pívot alemán se pasó todo el partido de pie tras una canasta moviendo sin parar las piernas para no enfriar la articulaci­ón y no parece que haya de faltar en Málaga. En su ausencia, y con tres faltas Tomic, Xavi Pascual mantuvo un buen rato un dúo interior muy poco habitual (Nachbar-Lampe).

A falta de emoción, la mejor jugada fue la última, de Hezonja: robo en campo propio, pase entre las piernas de Toolson, pisada de la línea lateral sin pitar y mate.

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JORDI PLAY Lampe, por encima de Granger
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