Tocar fondo
EL Fondo Monetario Internacional reclamó a España que suba el IVA, reduzca el gasto en sanidad y educación y abarate el despido. En el momento en que el país parecía que empezaba a recuperarse, llegan unos sabios de las finanzas y nos recomiendan la decapitación para el dolor de cabeza. Woody Allen lo decía de una manera más divertida, aunque igual de traumática: “Estaba en el salón, he oído que te ahogabas, he acabado el té, me he comido el pudding y he venido enseguida”.
El FMI, que reconoce que el país crecerá el 3,1% con las medidas que el Gobierno ha aplicado en los últimos años, se comporta como un puñado de tecnócratas que desconocen la realidad española. El INE hace apenas una semana alertaba de que una de cada cinco familias vive por debajo del umbral de la pobreza y la OCDE calculó antes que los salarios se han reducido un 15% desde el inicio de la crisis. No se acaba de entender que con estos indicadores, y co- nociendo que la tasa del desempleo es del 23%, recomienden una nueva vuelta de tuerca. A estos privilegiados del FMI, con elevados salarios exentos de impuestos, no les va a hacer ningún caso el Ejecutivo de Mariano Rajoy, porque nada justifica medidas tan traumáticas, y mucho menos a seis meses de unas elecciones generales. Pero no estaría de más que estos sujetos salieran de sus enmoquetados despachos de Washington y se dieran una vuelta por el mundo real: enrojecerían cuando vieran cómo lo pasan las familias y empalidecerían cuando escucharan sus insultos.
Puede que sea cierto que el sentido común sea lo que está más repartido en este mundo; sin embargo, resulta evidente que no figura en cada ser humano en las mismas proporciones. Está el sistema a punto de saltar por los aires y unos tipos confunden el extintor con el lanzallamas. Imperdonable.