El PRI retrocede pero alcanza la mayoría legislativa con sus aliados
Irrupción de candidatos sin partido como respuesta a la corrupción en México
El PRD, hegemónico en la izquierda, sufre la mayor derrota de su historia en las urnas
En México se fragmenta el poder, aunque el oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI) está cerca de mantener el control en la Cámara de Diputados gracias al crecimiento de sus aliados tradicionales. El presidente Enrique Peña Nieto, cuya gestión a medio mandato pasaba el examen de las urnas, se salva del castigo y contaría con la mayoría legislativa suficiente para llevar adelante las reformas estructurales que impulsa y asegurar la aprobación de los presupuestos.
No obstante, el PRI, que obtiene el 28,8% de los votos, es hoy más frágil. Retrocede de manera significativa y pierde unos diez escaños, por lo que seguirá obligado a pactar con sus socios del Partido Verde (7%) y Nueva Alianza (3,7%). De acuerdo con las proyecciones del Instituto Nacional Electoral, los tres lograrían en conjunto entre 246 y 263 diputados, en un hemiciclo con 500 asientos. El partido del presidente, sin embargo, pasaría de sus actuales 214 legisladores a un máximo de 203. Antes de conocerse los resultados, Peña Nieto ofreció un mensaje televisado en el que aseguró: “Las reformas que hemos logrado entre todos están transformando positivamente a nuestro país y las seguiremos poniendo en acción”.
El voto de los ciudadanos no sólo mermó la representación del oficialismo en la Cámara baja, también le asestó un duro golpe en las elecciones locales del estado de Nuevo León, el segundo más rico del país, donde el PRI cede el gobierno local a manos del independiente Jaime Rodríguez Calderón, el Bronco. Igualmente, pierde la alcaldía de Guadalajara, la tercera ciudad de México, ante Enrique Alfaro, representante de Movimiento Ciudadano, uno de los partidos secundarios que más crece.
La irrupción de los candidatos sin partido, que por primera vez competían en unos comicios gracias a la reforma electoral, es tal vez el fenómeno más revelador de este proceso, que define la nueva composición de la Cámara de Diputados federal, los congresos en 16 estados y los ayuntamientos en 1.009 municipios, además de elegir 9 gobernadores. Son pocos todavía los independientes que, como el Bronco, han logrado arrebatar triunfos a las fuerzas tradicionales, pero se an- ticipan ya como una opción para galvanizar en el futuro el desencanto y la indignación de los ciudadanos ante la corrupción que salpica a todas los grupos mayoritarios. En las municipales, dos aspirantes sin bandera se perfilan como ganadores: Alfonso Martínez en la alcaldía de Morelia, capital del estado de Michoacán, y Jaime Rodríguez, como edil de García, el municipio más rico del país, en el estado de Nuevo León. Además, dos aspirantes a diputado que se presentaron sin partido encabezan el escrutinio en sus respectivos distritos: Manuel Clouthier, en Sinaloa, y Pedro Kumamoto, en Jalisco.
El segundo fenómeno de las elecciones mexicanas es, sin duda, la fractura de la izquierda. El Partido de la Revolución Democrática (PRD), hegemónico en esa zona del espectro político, su- fre la mayor derrota de su historia. Con un 10,8% de los votos, se mantiene a duras penas como la tercera fuerza política en el legislativo, aunque cede unos 40 escaños, muchos de ellos absorbidos por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), la nueva formación de Andrés Manuel López Obrador, exlíder y candidato presidencial en dos ocasiones del PRD, que se colocaría como cuarto grupo parlamentario. En su primera cita electoral, Morena logra el 8,4% de los sufragios en la votación para la Cámara baja y provoca cambios en la configuración política del Distrito Federal. Allí, el PRD pierde el control que ha mantenido en los últimos 20 años sobre la mayoría de los ayuntamientos de distrito y la Asamblea Legislativa local.
La debacle en la fuerza hegemónica de la izquierda tiene su réplica en la derecha, aunque amortiguada. Con un 20,8% de los votos, el conservador Partido Acción Nacional (PAN) retiene su posición como segundo grupo parlamentario, pese a que muestra su votación más baja en los últimos 12 años.