La Vanguardia

“Por aquí si eres gay”

Pacifistas suecos lanzan un ‘sistema de defensa’ contra los submarinos rusos: un marino en slip

- GLORIA MORENO Barcelona

El modo en que a una organizaci­ón pacifista sueca se le ha ocurrido proteger a su país de indeseadas incursione­s extranjera­s es cuanto menos insólito. El 27 de abril, la Swedish Peace and Arbitratio­n Society sumergió un peculiar sistema de defensa en las aguas del archipiéla­go de Estocolmo. La tapa del artilugio consiste en una pantalla de llamativas luces fluorescen­tes que reflejan la silueta de un hombre gay. Vestido únicamente con una gorra y calzoncill­os, el sugerente marino está rodeado de corazones y mueve las caderas al son de un enigmático código en Morse que se traduce como: “Por aquí si eres gay”.

Por si su intención de vetar el paso a los homófobos no quedara suficiente­mente clara, en el panel se puede leer el siguiente mensaje en ruso y en inglés: “Bienvenido­s a Suecia. Gay desde 1944”. Ese fue el año en que la homosexual­idad dejó de ser ilegal en el país, que en la historia reciente ha sido uno de los más pioneros del mundo a la hora de garantizar la igualdad de derechos al colectivo LGBT.

Su ejemplo contrasta con las anacrónica­s le-- yes contra la propaganda de las relaciones sexuales “no tradiciona­les” introducid­a por Putin en el 2013 y que, según los observador­es, ha conllevado un aumento de la intoleranc­ia hacia los gais, lesbianas, bisexuales y transexual­es en Rusia.

Subrayar este dato es la manera pacífica con que los impulsores de la campaña proponen, no sin ironía, ahuyentar a los submarinos rusos. Una acción que no requiere ni el empleo de las armas ni la intervenci­ón del Ejército.

Una crítica evidente, pues, a la política con que el Gobierno sueco está respondien­do a la creciente tensión que vive la región del Báltico a raíz del conflicto ruso-ucraniano.

La iniciativa hace alusión directa a la aparatosa operación militar que Suecia llevó a cabo en octubre en ese mismo lugar. Justo allí, muy cerca de Estocolmo, las fuerzas armadas aseguraron haber detectado una misteriosa “actividad submarina”, que la prensa se apresuró a vincular con Rusia, en un eco a la guerra fría. El gigantesco despliegue incluyó helicópter­os, barcos dragaminas y más de 200 soldados que dedicaron jornadas enteras a la búsqueda del supuesto buque invasor. Sus esfuerzos fueron en balde: ningún submarino salió a la luz.

Uno de los argumentos más repetidos desde entonces para explicar tan bochornoso fracaso es que la avanzada tecnología submarina disponible actualment­e habría permitido a los rusos pasar desapercib­idos. Hay quien dice, incluso, que Rusia mandó al submarino precisamen­te para que no fuera visto y que su intención era sencillame­nte levantar sospechas, para forzar al Gobierno sueco a aumentar el gasto militar. Según esta lógica, una mayor capacidad defensiva por parte de Suecia evitaría en el futuro su ingreso en la OTAN, algo que Moscú quiere evitar a toda costa.

Otros, en cambio, creen que el supuesto submarino nunca existió y que la filtración de la noticia no sería más que una estrategia del propio Gobierno o de la industria armamentís­tica escandinav­a para justificar una mayor inversión estatal en Defensa.

Lo cierto es que, pocos meses después de lo ocurrido, el Ejecutivo anunció un considerab­le incremento de esta partida económica. Con unos 10.200 millones de coronas (unos 1.000 millones de euros), las fuerzas armadas prevén comprar nuevos y más modernos barcos, capaces de detectar submarinos, y ordenar el despliegue permanente de tropas en la isla de Gotland, considerad­a un enclave estratégic­o en medio del mar Báltico.

Para los pacifistas es un error. “Si las armas hubieran funcionado en la resolución de conflictos, ya tendríamos paz en el mundo desde hace mucho tiempo”, asegura la organizaci­ón en un comunicado. Con su campaña del marinero gay quiere precisamen­te llamar la atención sobre la existencia de otros métodos pacíficos y no beligerant­es para evitar la guerra, como la cooperació­n y la diplomacia. En su opinión, “el mundo no necesita más armas”. Es más, “el rearme militar es en sí mismo una de las principale­s causas de conflicto”. Una reflexión sencilla y evidente, pero que pocos países en el mundo se atreven a poner en práctica.

“Bienvenido­s a Suecia. Gay desde 1944”, dice en ruso e inglés el cartel de neón en el Báltico

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El cartel de neón de la organizaci­ón pacifista sueca es sumergido en el mar,
el pasado 27 de abril
SWEDISH PEACE AND ARBITRATIO­N SOCIETY Operación “el marine danzante”. El cartel de neón de la organizaci­ón pacifista sueca es sumergido en el mar, el pasado 27 de abril

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