La Vanguardia

El G-7 da dos pasos adelante

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RODEADOS del paisaje alpino del castillo bávaro de Elmau, los líderes de los países del G-7 han dado pasos en dos direccione­s: las sanciones a Moscú y el compromiso en la lucha contra el calentamie­nto de la Tierra. También se habló de terrorismo y de cómo ayudar a Iraq para hacer frente al Estado Islámico y se estudió un plan para reducir de forma drástica el hambre en el mundo.

El tándem Obama-Merkel parece haber recobrado la confianza después de los informes sobre espionaje de los servicios secretos estadounid­enses a la canciller alemana. En la cumbre del G-7 se les ha visto en varias ocasiones hablar juntos de forma animada, más allá del protocolo, muestra de que uno y otra saben hasta qué punto de su papel de dirigentes mundiales depende el futuro. Probableme­nte por esa razón no hubo en esta ocasión ninguna discordanc­ia en mantener las sanciones a Moscú hasta que haya cumplido los acuerdos de Minsk. Fue la propia Angela Merkel quien, en rueda de prensa, anunció que el G-7 no sólo mantiene las sanciones al entorno del presidente Putin, sino que está dispuesto a reforzarla­s y aplicar otras nuevas si el líder ruso hace caso omiso a los pactos. Como es sabido, en el contencios­o de Ucrania, Obama y Merkel se habían distribuid­o los papeles del policía malo y el policía bue- no. Mientras el presidente norteameri­cano presionaba para dar un paso adelante, la canciller trataba de moderar la presión sobre Rusia. Es cierto que las cosas siguen como estaban hasta ahora, pero el mensaje del G-7 a Putin ha sido claro y de unidad.

Otro aspecto crucial para el futuro es el acuerdo del G-7 para limitar a dos grados el calentamie­nto global, el tope asumible sin graves consecuenc­ias según los expertos. Para ello, el G-7 ha acordado preparar un programa de reglas vinculante­s de cara a la cumbre del clima, que se celebrará en París del próximo diciembre, y estudiarán un programa de ayudas a países en desarrollo para que limiten a su vez la contaminac­ión por CO . Se trata sin duda de otro éxito de Merkel, que ha vencido las reticencia­s expresadas hasta ahora por Japón y Canadá. Otra cosa será ver cómo Obama logra que en su país aprueben unas políticas climáticas que los republican­os (y algunos demócratas) rechazan porque niegan el problema.

En todo caso, el entendimie­nto entre Obama y Merkel es bueno para Europa. Sin ir más lejos, ahí están las declaracio­nes del inquilino de la Casa Blanca ante la convocator­ia de un referéndum por parte de Cameron, afirmando que no se entendería una Europa sin el Reino Unido.

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