El péndulo del fútbol
rase una vez que el fútbol era el opio del pueblo, la contraprogramación de la manifestación obrera de cada Primero de Mayo, la cuchufleta denigrante que banalizaba las cosas importantes de la vida y no sé cuántas terribles cosas más. En círculos intelectuales casi todos disfrutaban con el fútbol, pero nadie lo admitía públicamente. Aquellos tiempos oscuros no suelen salir en los libros de historia y apenas los recuerdan los más viejos de la tribu cuando evocan sonadísimas excepciones que confirman la regla. Por ejemplo, la mítica oda que Rafael Alberti dedicó al portero húngaro del Barça Ferenc Platko después de su actuación en el partido final del Campeonato de 1928 contra la Real Sociedad. Tuvo que pasar medio siglo para que alguien del prestigio de Manuel Vázquez Montalbán rompiese el hielo, arrinconase los prejuicios opiáceos y empezase a escribir sobre fútbol. En el mundo dV (por después de Vázquez), Juan Villoro, Sergi Pàmies, Javier Marías, Ramon Solsona, David Trueba, Jordi Puntí o Josep Maria Fonalleras, entre muchos otros, han escrito grandes textos que hablan de la vida a partir del fútbol, hay legiones de periodistas que exploran cada día nuevas maneras de decir las mismas cosas de siempre, tal como corresponde, y la estantería de libros futboleros está tres veces más llena que las de filosofía, filología y poesía. Ni Trivium ni Quadrivium, Stadium. Herr Pep Luisenriquecido. En el cénit de la era Guardiola, Antoni Munné llegó a editar una antología de textos literarios futboleros (y culés) que Enrique Vila-Matas encabezó con un título que parecía premonitoriamente situado en un pasado remoto: Cuando no perdíamos nunca (Alfaguara).
La ley del péndulo ha transformado aquel mundo infrafutbolizado en uno ultrafutbolizado. El efecto Messi culmina una pirámide espectacular de referentes. El lenguaje futbolístico está por todas partes. La nueva Pléyade es una alineación. El fútbol sale en canciones, cine, cómic, novelas, series, poemas, obras de arte y obras de teatro. Cuando en 1998 triunfó la peli Shakespeare in love, con guión de Tom Stoppard, se dijo que poner el nombre de Shakespeare en un título era un talismán de éxito. Hoy hubieran puesto un futbolista, tal como ha hecho Emma Riverola en El hombre que mató a Messi (Edhasa). Y no sólo cuentan los primerísimos espadas. Hasta el domingo se puede ver en la Sala Beckett una comedia negra del valenciano Xavo Giménez que se titula Penev, situada en la Valencia que vibraba con los goles del delantero búlgaro Lubo Penev. Todo parece indicar que no volveremos a la era aV (antes de Vázquez), pero ¿no les parece que nos estamos pasando un poco?
Hay fútbol por todas partes: canciones, cine, cómic, novelas, series, poemas, obras de arte, obras de teatro...
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