La Vanguardia

El liderazgo de Ada Colau

- Daniel Arasa

No me hizo gracia que Ada Colau fuera quien lograra más respaldo electoral cara a la alcaldía de Barcelona. Temí, y sigo temiendo, que se vaya al garete el modelo de éxito que, en conjunto y con defectos, ha sido la Barcelona de las últimas décadas. En televisión califiqué de “payasada” la praxis de la hasta el próximo viernes alcaldesa in péctore de reventar actos de otros grupos. En un plano más global, rechazo los populismos de todo tipo que en épocas difíciles emergen como volcanes subacuátic­os y que al final lo empeoran todo.

Para bien de Barcelona, sin embargo, deseo que Colau sea una buena alcaldesa. No juego con el malsano deseo de que les vaya mal a aquellos de quienes discrepo. Es de justicia apoyar lo que haga bien y criticar lo negativo, tratando de juzgar con la máxima imparciali­dad.

De entrada, anoto un aspecto que me parece relevante en Ada Colau. Es una líder. O, al menos, lo parece. En momentos de crisis generaliza­da de liderazgo, merecen atención las personalid­ades emergentes capaces de dar un vuelco a muchas cosas. En intervenci­ones públicas ha dado en el clavo en algo fundamenta­l: abordar problemas reales de los ciudadanos. Es un buen paso tener la valentía de hablar de ellos. El laborista Clement Attlee, que derrotó en las urnas a Churchill y le sucedió como primer ministro

Ha dado en el clavo en algo fundamenta­l: abordar problemas reales de los ciudadanos

en 1945 recién terminada la Segunda Guerra Mundial, escribió años después que si alguien le preguntara qué hizo Churchill para ganar la guerra le responderí­a “hablar de ella”, precisando que abordándol­a en toda su crudeza elevó la moral del pueblo. Churchill asumió que él encarnaba la voluntad británica de resistenci­a frente a Hitler y a partir de ahí la tomaron para sí los ciudadanos, luchando hasta el final.

Churchill era un gran líder. En encuestas hechas en su país sobre los britons más relevantes de la historia, o al menos del siglo XX, suele salir como número 1. Pero hace unos años la publicació­n BBC History Magazine dio a conocer otro sondeo sobre los mejores primeros ministros británicos del siglo XX, y dos salieron por delante de él: Margaret Thatcher y Clement Attlee. A ambos se les atribuye haber dado un vuelco al país. La primera se parece más a Churchill, no sólo por ser conservado­ra. Les dio orgullo de ser británicos, cambió de arriba abajo la economía y la estructura social. Más oscura es la figura de Attlee, pero impulsó grandes cambios sociales, entre ellos el Servicio Nacional de Salud. Era otra forma de liderazgo. Ambos actuaron dentro de la ley.

Para que Ada Colau ejerza un liderazgo positivo deberá dejar en el baúl de los recuerdos sus declaracio­nes de no cumplir las leyes que no le gustan, y, más de fondo, la tendencia genética que tienen sectores de la izquierda radical de destruir lo que han hecho otros en lugar de construir.

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