Dinosaurios voladores
El espectacular show de EE.UU. Monster Jam llegará a Barcelona el próximo 20 de junio
Hay espectáculos que es mejor ver con niños, o con adolescentes. Principalmente porque te ayudan a percibir y disfrutar mejor detalles y momentos para los que la rocosa sensibilidad de un adulto no es la más adecuada. Pero con la ayuda de un menor, y con la clara voluntad de ser niño aunque sólo sea por un día, o por una tarde, el disfrute total está asegurado. Es lo que ocurre con Monster Jam, un show del motor cuyas coreografías se ejecutan con vehículos de 4,5 toneladas y 4 metros de altura. Capaces de, literalmente, volar con la tracción de sus motores, dar saltos imposibles, tensionar al público hasta el aplauso y crear situaciones que recuerdan, en ocasiones, a esa espectacular persecución de la nueva versión cinematográfica de Mad Max.
Ocurrió el pasado sábado en Valencia, en el estadio Mestalla, cuyo campo de césped había sido transformado en el escenario de batalla adecuado para estos Monster Jam: con elevaciones de tierra simulando montañas, obstáculos (como coches de chatarra), trampas, etcétera. “Parecen dinosaurios voladores”, decía un niño. Muchos se tapaban las orejas por el formidable estruendo de los motores, capaces de hacer temblar las gradas. Hubo, además, una transformación perceptible en muchos de esos padres: llegaban un tanto escépticos con el espectáculo, para conforme pasaban los minutos transformarse en apasionados fans. El show llegará a Barcelona, al Estadi Olimpic, el 20 de junio. Antes, el día 16, pasará por Madrid, en el Vicente Calderón. Que para estos espectáculos se recurra a estadios de fútbol no es por capricho. Los Monster Jam truck, cada uno con una estética particular recordando animales o personajes de dibujos animados, exigen espacio y recorrido para sus piruetas, en ocasiones muy peligrosas. Porque cuesta creer que un coche de 4,5 toneladas se puede elevar tantos metros, y dar saltos de longitud difíciles de imaginar. El espectador comprueba que en las dos horas que dura la cita apenas hay descanso. Uno tras uno, en parejas, en grupo, carreras, saltos, piruetas. En ocasiones vuelcan, y se les vuelve a levantar (con potentes excavadoras). El público grita, aplaude, mientras los enormes neumáticos de estos monstruos levantan abundante polvo.
Cada fan que acude al Monster Jam tiene, además, la oportunidad de acercarse a los vehículos y conocer a sus pilotos. Es en el transcurso del denominado Pit Party, una fiesta previa en la que el público puede acercarse a los protagonistas, pedir autógrafos, hacerse fotos y sentir la adrenalina que generan estos monstruos de cuatro ruedas y potentes motores. Con estrictas medidas de seguridad, para evitar disgustos, la organización permite un contacto directo que no suele darse en otros espectáculos. Pero esa es también parte de la filosofía del Monster Jam, un show que tiene su origen como atracción en las ferias del tractores de EE.UU.
Pronto se convertiría en el espectáculo familiar más atractivo de ese país. Así, las viejas piezas de acero se sustituyeron por fibra de vidrio y los camiones que antes pesaban 7.500 kg se aligeraron a 4.500 kg. Además, ahora los Monster Jam se alimentan de combustible alcohólico de alto octanaje. El mayor avance tecnológico ha sido la introducción de shocks de nitrógeno al motor. Un dato: los primeros Monster Jam estaban equipados con amortiguadores hidráulicos que limitaban el tiempo durante el cual éstos se quedaban en el aire y superaban los obstáculos. Los actuales son extralargos de 76 centímetros rellenos de aceite y gas de nitrógeno. Lo que ha permitido dotar de mayor elasticidad a un espectáculo original, único, que asombra a niños, y padres.
Antes del show se permite acercarse a estos ‘monstruos’ y conocer a sus habilidosos pilotos