¿Qué es una catáfora?
Ayer arrancaron para 32.160 estudiantes catalanes los exámenes de acceso a la universidad. Lo hicieron con pruebas de lengua y literatura, que incluyeron una pregunta sobre una figura retórica, la catáfora.
Una figura retórica poco conocida cogió ayer con el pie cambiado a muchos de los 32.160 alumnos catalanes de la selectividad. Bastaba con escuchar debatir en corrillo a los estudiantes a la salida del primer examen, precisamente el de lengua y literatura castellana. “¿Tú sabes qué es una catáfora?”, espetó Javier Castro, del IES Collblanc, de La Canonja, al salir de su aula, en el campus Catalunya (URV).
Uno de sus compañeros de clase, Francisco Espejo, sí sabía que se trata de un recurso literario frecuentemente utilizado del que muchos desconocen, no obstante, su nombre. “Lo sabía porque lo estudié y me he iluminado, por suerte me ha venido a la cabeza”, dijo, satisfecho, Espejo.
La dichosa catáfora, que servirá para sumar o perder solo un punto en el examen de castellano, se utiliza para “anticipar el signi- ficado de una parte del discurso que va a ser emitida a continuación”, según la RAE; muchas veces se expresa a través de un pronombre. “Lo que dijo es esto: que renunciaba”, según el ejemplo de la misma RAE, en la que esto es una catáfora.
Por la mañana, la controvertida pregunta abrió el apartado dedi- cado a la reflexión lingüística en el examen de castellano y ya por la tarde triunfó en Twitter. “Toda mi solidaridad por los afectados por la catáfora”, escribió Pepa Simón, editora de diccionarios.
A pesar del susto inicial, los aspirantes a universitarios no encontraron demasiado complicadas las pruebas de las primeras asignaturas comunes. Entre las dos lenguas, como se ha convertido casi en una tradición, el examen de lengua y literatura catala- na fue valorado como bastante más difícil por los estudiantes. Las PAU (Pruebas de acceso a la universidad) arrancaron sin incidentes destacados, “con total normalidad”, según el balance del Departament d’Universitats.
Entre los textos de comprensión lectora, cabe destacar el del Premio Nobel de la Paz Mohamend Yunus, padre de los microcréditos, con un fragmento de El banquero de los pobres, muy crítico con la negativa de prestar dinero a las personas sin recursos; la otra alternativa en lengua castellana, La lámpara de Aladino, de Luis Sepúlveda. En lengua y literatura catalana los estudiantes pudieron escoger entre la reflexión sobre la ciencia ficción de Miquel Barceló o un viaje hasta los campos de concentración, con un fragmento de la novela El violí d’Auschwitz, de Maria Àngels Anglada. Entre los autores escogidos de las lecturas obligatorias, Josep Maria de Sagarra, Jesús Moncada, Pedro Salinas y Cristina Fernández Cubas. La selectividad sigue hoy, con menos nerviosismo, con los exámenes de lengua extranjera, historia, diseño, matemáticas o electrotecnia.
Mohamed Yunus, con ‘El banquero de los pobres’, y la ciencia ficción de Miquel Barceló, protagonistas