Ciudadanos cede Andalucía al PSOE y Madrid al PP
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Susana Díaz será investida mañana presidenta de la Junta de Andalucía. PSOE y Ciudadanos firmaron ayer en sede parlamentaria el acuerdo de 72 puntos por el que la formación de Albert Rivera apoyará a la candidata socialista y presidenta en funciones en la cuarta votación de investidura.
La ronda de negociaciones culminada ayer, que Díaz planteó a los grupos de oposición como un ultimátum o un trágala, consiguió despejar las dudas, reales o ficticias, que Juan Marín, el líder andaluz de Ciudadanos, tenía sobre los propósitos de los socialistas. Eso sí, Ciudadanos forzó un acto retransmitido de firma del acuerdo para que quedara constancia pública. Una escenificación donde el PSOE se entregaba con armas y bagaje a la formación emergente. Una versión en clave sureña de la rendición de Breda.
Para llegar aquí fueron necesarios ochenta días de vacío ejecutivo y tres votaciones selladas con el mismo resultado: 47 votos a favor de Díaz, 62 en contra. Mañana, las cuentas le serán favorables por 56 a favor y 53 en contra. Por el camino, un acuerdo con tres patas. La primera, transparencia y lucha contra la corrupción –documento en el que se incluye que los imputados abandonarán sus cargos–, primarias, listas abiertas, eliminación de los aforados y reducción de los cargos de confianza. La segunda, medidas económicas, con una rebaja del tramo autonómico del IRPF y ayuda a los emprendedores. Y la tercera, medidas de impacto social y de apoyo a la educación y la sanidad públicas.
La maratoniana mañana de reuniones en el antiguo palacio de Mareantes de San Telmo, sede hoy de la Junta, dejó también dos evidencias. La ruptura total entre Susana Díaz y Teresa Rodríguez, que además de política es también personal, y un ligero acercamien- to de la socialista a Izquierda Unida. Mientras la líder de Podemos se declaraba “estupefacta” tras la reunión de más de una hora y aseguraba que “nos han dado un portazo”, Antonio Maíllo, el coordinador de IU, reconocía que, a pesar de las diferencias, el encuentro con Díaz se había desarrollado “en un tono cordial”. Asegurado el sí de C’s, a la candidata le interesaba acercarse todo lo posible a IU con un objetivo: que no se pudiera decir que debe su puesto exclusivamente al apoyo de C’s. No lo logró, pero tampoco perdió las formas.
El acuerdo en Andalucía fue inmediatamente celebrado por Albert Rivera con un comentario en Twitter: “Sólo se pueden regenerar las instituciones si exigimos cambios profundos a los gobiernos y si se permite que se empiece a trabajar en ellas”. ¿Y qué pasa con la exigencia inicial de que el expresidente Manuel Chaves entregue su acta de diputado? C’s se conforma ahora con la palabra dada por Díaz de que si “permanece en el área de la imputación” le pedirá que se vaya. “Hemos convenido que vamos a esperar a ver qué decisión toma el Tribunal Supremo”, admitió ayer Marín.
La dimisión inmediata y sin condiciones de Chaves es el único objetivo importante que C’s admite que no ha cerrado. Del resto, “se puede decir que entre el 85 y el 90% de lo planteado lo hemos logrado”, insistía Marín, visiblemente satisfecho. “Ciudadanos ha venido a la política a dar la cara y lo vamos a hacer desde la oposición. Quiero recordar que el acuerdo es simplemente para que Susana Díaz pueda formar gobierno. Para que Andalucía salga de la situación anómala en la que se encontraba. Pero nosotros no hemos firmado un acuerdo de legislatura. Vamos a hacer oposición y vamos a ser duros”, insistía el responsable de C’s, quien recordó que el acuerdo incluye una comisión de seguimiento, integrada por representantes de ambos partidos, encargada de velar por el cumplimiento del mismo.
Una decisión difícil que C’s sabe que le puede pasar factura. Las opiniones contrarias al acuerdo de votantes de la formación na-
ranja llenaban ayer las redes sociales y los comentarios en los medios digitales. “Es posible que perdamos tres, cinco o diez mil votos. Pero Ciudadanos no está para hacer este tipo de cálculos. Hemos venido en busca de una regeneración democrática y para ser un factor de estabilidad política”, insistía Juan Marín.