La Eurocámara aplaza su voto sobre el tratado comercial con EE.UU.
La creciente movilización social contra el tratado de libre comercio e inversiones que la Unión Europea negocia con Estados Unidos estalló ayer en Estrasburgo. A menos de 24 horas de que el pleno de la Eurocámara se pronunciara sobre la iniciativa, su presidente, Martin Schulz, anunció por sorpresa el aplazamiento del voto. La razón oficial es que el excesivo nú- mero de enmiendas presentadas en los últimos días (200) y las peticiones de voto por separado de determinados puntos de la resolución aconsejaron al presidente tomar la decisión, una situación ante la cual el reglamento de la cámara permite aplazar una votación. En el actual punto del proceso, el voto de la Eurocámara no es vinculante para la Comisión Europea, la institución encargada de negociar en nombre de los estados de la Unión, pero dará una idea de su acogida política en el continente.
Populares, liberales y reformistas apoyan sin apenas diferencias la iniciativa, pero la división en el grupo socialista planteaba dudas sobre el resultado del voto. Para Izquierda Europea y los Verdes, los grupos parlamentarios que han liderado la oposición al tratado comercial, el aplazamiento en sí es ya un triunfo, aunque acusaron a Schulz de haber abusado de su autoridad con fines políticos. “La imagen que se iba a dar no le convenía nada a la gran coalición”, destacó Lola Sánchez (Podemos) tras conocerse el aplazamiento. La presión de la calle “ha abierto una grieta” en el pacto entre conservadores y socialdemócratas a favor del tratado, añadió Ernest Urtasun (ICV), convencido de que “todavía se puede parar”.
El nudo gordiano de la negociación, y el punto que ha dividido a la familia socialdemócrata europea, son los tribunales de arbitraje privados, el foro donde se resolverían posibles diferencias entre empresas y gobiernos nacionales. Estados Unidos y la propia Unión Europea incluyen estos mecanismos habitualmente en sus acuerdos comerciales con terceros países, pero aplicado al área transatlántica ha suscitado enormes reticencias. Bruselas está buscando una fórmula de compromiso con medidas de protección adicionales para los inversores y había llegado a un acuerdo con la comisión de comercio internacional de la Eurocámara sobre cómo plantear este punto. La presentación a última hora de una enmienda socialista para que estos tribunales quedaran explícitamente excluidos del tratado sembró la división en el grupo. Las negociaciones internas continúan con vistas a retomar el voto en unas semanas. El momento crucial llegará cuando la Comisión pacte el texto final del tratado con Washington: su voto positivo, como el de los 28 parlamentos nacionales de la Unión, es imprescindible para que entre en vigor.