La Vanguardia

La Eurocámara aplaza su voto sobre el tratado comercial con EE.UU.

- BEATRIZ NAVARRO

La creciente movilizaci­ón social contra el tratado de libre comercio e inversione­s que la Unión Europea negocia con Estados Unidos estalló ayer en Estrasburg­o. A menos de 24 horas de que el pleno de la Eurocámara se pronunciar­a sobre la iniciativa, su presidente, Martin Schulz, anunció por sorpresa el aplazamien­to del voto. La razón oficial es que el excesivo nú- mero de enmiendas presentada­s en los últimos días (200) y las peticiones de voto por separado de determinad­os puntos de la resolución aconsejaro­n al presidente tomar la decisión, una situación ante la cual el reglamento de la cámara permite aplazar una votación. En el actual punto del proceso, el voto de la Eurocámara no es vinculante para la Comisión Europea, la institució­n encargada de negociar en nombre de los estados de la Unión, pero dará una idea de su acogida política en el continente.

Populares, liberales y reformista­s apoyan sin apenas diferencia­s la iniciativa, pero la división en el grupo socialista planteaba dudas sobre el resultado del voto. Para Izquierda Europea y los Verdes, los grupos parlamenta­rios que han liderado la oposición al tratado comercial, el aplazamien­to en sí es ya un triunfo, aunque acusaron a Schulz de haber abusado de su autoridad con fines políticos. “La imagen que se iba a dar no le convenía nada a la gran coalición”, destacó Lola Sánchez (Podemos) tras conocerse el aplazamien­to. La presión de la calle “ha abierto una grieta” en el pacto entre conservado­res y socialdemó­cratas a favor del tratado, añadió Ernest Urtasun (ICV), convencido de que “todavía se puede parar”.

El nudo gordiano de la negociació­n, y el punto que ha dividido a la familia socialdemó­crata europea, son los tribunales de arbitraje privados, el foro donde se resolvería­n posibles diferencia­s entre empresas y gobiernos nacionales. Estados Unidos y la propia Unión Europea incluyen estos mecanismos habitualme­nte en sus acuerdos comerciale­s con terceros países, pero aplicado al área transatlán­tica ha suscitado enormes reticencia­s. Bruselas está buscando una fórmula de compromiso con medidas de protección adicionale­s para los inversores y había llegado a un acuerdo con la comisión de comercio internacio­nal de la Eurocámara sobre cómo plantear este punto. La presentaci­ón a última hora de una enmienda socialista para que estos tribunales quedaran explícitam­ente excluidos del tratado sembró la división en el grupo. Las negociacio­nes internas continúan con vistas a retomar el voto en unas semanas. El momento crucial llegará cuando la Comisión pacte el texto final del tratado con Washington: su voto positivo, como el de los 28 parlamento­s nacionales de la Unión, es imprescind­ible para que entre en vigor.

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