Infraestructuras en el aire
DESPUÉS de que, el próximo sábado por la tarde, Ada Colau sea investida alcaldesa de la ciudad de Barcelona, la nueva responsable del Consistorio deberá empezar a tomar importantes decisiones. Y uno de los dossiers más importantes que Colau tendrá que afrontar será el referente a una serie de grandes proyectos e infraestructuras viarias que habían sido pactadas por el alcalde saliente, Xavier Trias, y el Ministerio de Fomento. Hablamos de obras tan importantes para el desarrollo futuro de la capital catalana como la estación intermodal de la Sagrera, la reforma de la ronda Litoral (el Morrot), el tren lanzadera al aeropuerto de El Prat o los accesos viarios y ferroviarios al puerto.
Ada Colau –que ayer tuvo su primer encuentro con el mundo económico al reunirse con responsables de la Pimec– y su equipo de gobierno tienen todo el derecho a querer estudiar y revisar los proyectos decididos por el equipo saliente dentro del ámbito municipal. El problema radica en esta ocasión en que son infraestructuras pactadas con otras administraciones del Estado, desde la central hasta la autonómica, y cuya hipotética revisión, retraso o paralización puede afectar a partidas presupuestarias ya aprobadas o al calendario de inversiones.
BComú defendió durante la campaña electoral la revi- sión del proyecto de la Sagrera, un acuerdo firmado en el 2013 por el Ayuntamiento y Fomento y que ya contemplaba un abaratamiento del proyecto inicial, aunque manteniendo la construcción de viviendas, hoteles y equipamientos dentro de la renovación urbanística de barrios como la Sagrera y Sant Andreu. Un retraso o aplazamiento supondría que las obras no finalicen en el 2020, pues quedaría en el aire la entrada de capital privado para continuarlas a partir del 2017.
En cuanto a la transformación de la ronda Litoral –un viejo proyecto de Trias–, hace apenas un mes se firmó un acuerdo entre Adif y el Consistorio por el que el gestor ferroviario cedía los terrenos a cambio de una compensación económica. El equipo de Colau cree que esta transformación sólo aumentará el uso del vehículo privado y no facilitará la movilidad de los vecinos de la zona. Fomento no tiene intención de variar los planes firmados con Trias y defiende también el tren lanzadera al aeropuerto, mientras que BComú no lo ve como una prioridad por entender que ya existen otros medios de transporte para llegar a El Prat.
Como se ve, muchas reservas ante unas infraestructuras que tendrían un evidente impacto sobre la ciudad, pero algunas de las cuales parecen imprescindibles para el futuro de Barcelona.