Aquí compraba Proust
Al tiempo que los barrios con más carácter popular se convierten en parques temáticos para consumo de turistas, van desapareciendo del centro tiendas tradicionales que considerábamos ya parte indisociable de nuestro paisaje urbano. Crecen los grandes almacenes y se desplazan al extrarradio los complejos comerciales que son iguales aquí que en Montpellier, Stuttgart o Luxemburgo.
Cuando muere una tienda singular muere también parte de la personalidad ciudadana. Y van muriendo también los referentes concretos de nuestra propia memoria. Aquí esto quizá no se valora mucho, pero en la Europa de más sólido poso cultural se procura tener presente el pasado, destacando las mejores referencias, las que consolidan personalidad y crean valor y prestigio.
En Italia por todas partes hay placas ha- ciendo memoria. Los comercios exhiben con orgullo su continuidad. Y es que la historia forma parte de la imagen corporativa de cualquier empresa, de cualquier institución, de cualquier país. Aunque aquí aún no nos hemos dado cuenta del interés que tiene. ¿Por qué no apostamos de una vez por el mantenimiento del carácter singular de nuestras calles, de nuestros barrios, de nuestras villas y ciudades?
También en esto la sostenibilidad es un valor. En otras épocas, la continuidad era un gran activo merecedor de confianza. Los comercios exhibían como reclamo de garantía su antigüedad. Se declaraban proveedores de la real casa o que habían sido fundados en tal o cual año. En el pueblo de veraneo de Proust tal vez encontraríamos todavía hoy un rótulo que en una tienda nos hiciera dar cuenta de que “Aquí se sentó la abuela de Proust esperando a comprar sus queridas magdalenas”.
No sabemos explotar el prestigio que pueden tener la autenticidad y la continuidad. Aunque tenemos al alcance sistemas extraordinariamente útiles de almacenar y difundir datos. Pero no siempre las webs de empresas e instituciones facilitan la información necesaria. Se habla mucho de transparencia, pero muchas veces las propias instituciones oficiales son las primeras en ignorar su propio pasado.
El histórico de la empresa es un importante activo a la hora de dar forma a una imagen corporativa. ¿Por qué tantas webs institucionales o de empresa no se toman la molestia de documentar y mostrar su trayectoria? Sería muy pedagógico entender y dar a entender que en toda sociedad civilizada es un bien en común la evolución sin sacudidas.