La Vanguardia

Reset a las infraestru­cturas

El futuro gobierno de Barcelona quiere revisar los proyectos de la Sagrera y la ronda Litoral

- SILVIA ANGULO LUIS BENVENUTY Barcelona

¿Qué pasará con las grandes infraestru­cturas pactadas en Barcelona con el Estado? Aún es una incógnita, pero todo apunta a que estas podrían ralentizar­se debido a la intención del futuro equipo de gobierno de Ada Colau de revisar el proyecto de construcci­ón de la macroestac­ión de la Sagrera y la ampliación de la ronda Lito- ral en el Morrot, las dos grandes obras que deben llevarse a cabo en los próximos años en la capital catalana.

No es nada nuevo. Cuando se designa un nuevo gobierno, proyectos que ya están en curso o aprobados pasan una revisión. Es una decisión discutible, ya que al final lo que se consigue es paralizarl­os y demorarlos. Podría estar dentro de la normalidad si estos afectaran exclusivam­ente al ámbito local. Más preocupant­e es cuando los planes están acordados económicam­ente con otras administra­ciones y tienen un calendario establecid­o. Un hecho que Barcelona ha sufrido en más

de una ocasión con las grandes infraestru­cturas que dependen del Estado. Y, en esto, la instalació­n ferroviari­a de la Sagrera, que se ha ido jibarizand­o en innumerabl­es proyectos y fechas de inauguraci­ón sin materializ­ar, es todo un ejemplo.

Fuentes de Fomento aseguran que el ministerio no tiene intención de variar los planes que ya estaban acordados con el gobierno de Trias. Insisten en que no dependen de la autoridad local. Sin ir más lejos, mencionan el caso del tren lanzadera que unirá, dentro de tres años, el centro de Barcelona (paseo de Gràcia y Sants) con el aeropuerto. Las obras de esta infraestru­ctura está previsto que comiencen a finales de este mes. Lo mismo sucede con los accesos ferroviari­os al puerto. Sin embargo, para BComú, esta infraestru­ctura no es prioritari­a, a pesar de la inminencia de los trabajos. Así se expresa el número dos de la formación, Gerardo Pisarello, quien considera que no servirá para reforzar el servicio de Rodalies. Y apunta que ahora ya existen suficiente­s medios de transporte para llegar al aeropuerto, obviando que los trabajos de esta lanzadera son inminentes.

En esta política revisionis­ta, las obras de la Sagrera, antes mencionada­s, podrían resultar las peor paradas. En estos momentos está a punto de iniciarse la construcci­ón de la losa del fondo de la estación. Durante meses se ha excavado la tierra y se han bombeado las aguas freáticas para poder poner los cimientos de la instalació­n ferroviari­a. También se están licitando los trabajos del colector de Prim. No obstante, al margen de estos trabajos, están en juego los edificios de terciario que se construirá­n sobre la estación. Fuentes de Hábitat Urbano consideran que finalizar las obras en 2020 sólo es viable siempre y cuando Adif inicie este mismo año y con la máxima celeridad las bases del concurso para vender los 180.000 metros cuadrados de edificabil­idad prevista sobre rasante. Allí inicialmen­te está prevista la construcci­ón de hoteles, oficinas y también comercios. La urgencia por poner en el mercado esta gran cantidad de techo edificable viene determinad­a por la necesidad de ingresar capital privado para continuar con el ritmo de construcci­ón a partir de 2017.

En este paquete estaría el centro comercial de 22.000 metros cuadrados, que quedarían conectados con una galería de tiendas de 5.800 metros cuadrados más dentro de la estación que pertenecen a Adif. Una instalació­n comercial a la que se opone rotundamen­te BComú. Es más, Pisarello explica que una vez constituya­n el gobierno municipal y tengan acceso a la documentac­ión, estudiarán el margen de maniobra que hay para frenarlo. No están de acuerdo con que la estación se tenga que financiar a través de superficie­s comerciale­s. Con todo, refieren que para ellos la instalació­n ferroviari­a es una de las grandes prioridade­s, al igual que empezar a construir el gran parque lineal sobre la playa de vías allí donde se pueda.

Si la construcci­ón de la estación intermodal no va a ser un oasis, más problemas puede presentar todavía la reforma de la ronda Litoral, que afectaría la fachada litoral de Barcelona entre Montjuïc y el puerto. Hace unos meses se firmó un protocolo entre Fomento, Adif y el Ayuntamien­to para la cesión de los terrenos, propiedad del gestor de infraestru­cturas a cambio de una compensaci­ón económica. Como es lógico, Adif no está dispuesto a rebajar sus expectativ­as económicas, ni mucho menos renun- ciar a ellas, sobre todo cuando ya está firmado el acuerdo.

Está por ver que hará BComú con esta importante operación urbanístic­a con la que el teniente de alcalde de Hábitat Urbano, Antoni Vives, anunció que se descongest­ionaría la ronda Litoral y mejoraría la seguridad y la conexión entre los barrios del centro y la Zona Franca. En la formación liderada por Ada Colau las cosas se ven completame­nte diferente. Lo que preocupa es que acabe incrementa­ndo la capacidad viaria y fomentando el uso del vehículo privado. Otro de los inconvenie­ntes que ven a este proyecto es que, tal y como está planteado, no garantiza una mejor movili-

dad de los vecinos de estos barrios, que necesitan sobre todo un mejor transporte público. También consideran preocupant­e la pérdida de terreno industrial para convertir este espacio en un nuevo polo de actividad económica relacionad­a con la náutica y el mundo universita­rio. Lo que es seguro es que un cambio de criterios en la concepción de la obra pública del Ayuntamien­to, sobre todo respecto a cómo hacer frente a las costosísim­as inversione­s que este tipo de proyectos requiere, podría como mínimo ralentizar el ritmo de desarrollo de unos planes como este, que difícilmen­te se hacen realidad por completo en menos de seis u ocho años.

Que se producirá un freno de los proyectos dibujados en los últimos años es algo que en Madrid dan por descontado, y ya no sólo en Barcelona, sino en toda España. En primer lugar, hay que esperar que los nuevos gobiernos municipale­s –muchos grandes ayuntamien­tos van a cambiar de manos el sábado– se hagan una idea de lo que tienen entre manos. Estudiar y revisar expediente­s y calibrar qué se puede revertir y qué no. En muchos casos, los nuevos gobernante­s llegarán al poder sin apenas haber pensado qué hacer con esos proyectos. Conclusión: para todo aquello que no esté ya en marcha, el 2015 podría ser un año perdido.

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Vista de los terrenos portuarios que Barcelona quiere conquistar en el Morrot
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MARC ARIAS Las obras de la Sagrera. Frente a la estación de Sant Andreu Comtal parte de la playa de vías ya está cubierta
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JORDI PLAY

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