La Vanguardia

El plenario de los 26 adioses

La mayoría de los concejales de Barcelona, que no siguen en el cargo, se despide en una sesión emotiva

- LLUÍS SIERRA

En las pruebas de acceso a las facultades de Ciencias Políticas se podría preguntar: ¿Cuándo coinciden frases como las siguientes?

“Todos, gobierno y oposición, hemos trabajado mucho por la ciudad” (Xavier Trias, CiU).

“En Barcelona, Rousseau (el hombre bueno por naturaleza) gana a Hobbes (el hombre es un lobo para el hombre) y esto en política no es frecuente” (Jordi Portabella, ERC).

“Parece mentira la exquisita relación personal con concejales de ideología tan diferente” (Gloria Martín, PP).

“Que el espíritu de diálogo y educación desde la diversidad siga siendo la marca Barcelona de hacer política” (Gabriel Colomé, PSC).

“He tenido la inmensa suerte de involucrar­me en la construcci­ón colectiva de la ciudad que soñamos” (Ricard Gomà, ICV).

Respuesta: en el llamado “pleno de la lagrimita”. Siempre se es- capa alguna, o se descompone la voz por la emoción de los concejales al despedirse, como ayer ocurrió a los populares Gloria Martín, Alberto Villagrasa y Eduardo Bolaños. Es una sesión plenaria para aprobar las últimas actas, que se repite cada cuatro años y que, al menos en Barcelona, reúne varias caracterís­ticas casi inalterabl­es: se omiten (que no se olvidan) las rencillas de cuatro años; hay agradecimi­entos múltiples (a compañeros y rivales políticos, a colaborado­res y trabajador­es municipale­s, a la familia que ha soportado ausencias y ha dado ánimos en la carrera del concejal...); se loa el diálogo y la búsqueda del consenso político y se declara amor al Ayuntamien­to, a la ciudad y a los ciudadanos. A veces también se expresan deseos de suerte a los nuevos gobernante­s que están a pocas horas de entrar por la puerta. Y siempre se agradece la dedicación de aquellos concejales que dejan el incómodo escaño del salón de la Reina Regente.

Ayer, los cesantes eran más que nunca desde aquel primer consistori­o democrátic­o de 1979 con 43

“No dejemos que la ciudad se paralice, es el gran reto de los próximos años”

“No imaginaba el horizonte de esperanza que la ciudadanía ha abierto”

concejales. Todos los grupos hablaron por boca de concejales que dejan el escaño. Trias, en su condición de alcalde en funciones, fue el único orador de ayer que ocupará un lugar en el pleno del próximo sábado.

La mayoría se va. En el recambio de ahora, se sustituyen 26 de los 41 ediles, y pocos, muy pocos, por voluntad propia. A unos, su partido no los incluyó en la lista electoral. Sólo en CiU y en el PP se apostó por los mismos equipos del último cuatrienio y a estos (como al PSC) les votó menos gente de la que se esperaban.

En los escaños de la derecha repetirán 13 (10 de CiU, 3 del PP) de 23 concejales. En la izquierda, renovación total, sólo siguen Janet Sanz (BComú) y Carmen Andrés (PSC). Se van, entre otros, la concejal de más edad, Gloria Martín, una de las más respetadas por todos los grupos. Se va también el más veterano, Joan Puigdoller­s, que deja como decanos del Consistori­o a Alberto Fernández (PP) y a Jaume Ciurana (CiU).

Desde sus 28 años de concejal, Puigdoller­s pudo hablar de toda una época, sin limitarse a los cuatro años en que ha estado en el gobierno municipal. Citó, como ejemplo de consensos que marcan una política a largo plazo los planes sobre la droga, la gestión de residuos y la inmigració­n y recordó que con los Juegos Olímpicos de 1992, “la gran transforma­ción en la ciudad no fue la urbanístic­a, sino la recuperaci­ón del orgullo de ser de Barcelona”.

Las 26 despedidas son un síntoma de estos tiempos de mudanza, que no lo es sólo de nombre. Varios oradores de ayer se refirieron al cambio que llega de manera más o menos directa. Gomà, cuyo partido está integrado en la candidatur­a ganadora del 24-M (Barcelona en Comú), afirmaba: “Ni en el mejor de mis sueños imaginaba dejar el Ayuntamien­to con el horizonte de esperanza que la ciudadanía ha abierto”.

Trias, que segurament­e no ve el mismo horizonte que Gomà, habló del futuro próximo, en el que “no podemos dejar que la ciudad se paralice; este es el gran reto que tenemos para los próximos años”. Portabella apeló a la lealtad mutua que se deben Barcelona y Catalunya señalando que “ya no aceptamos ni tutores ni tutelas y queremos ser libres para decidir nuestro futuro”. Y, desde parámetros opuestos, el socialista Colomé deseó “que vuelvan palabras que están en desuso como diálogo, consenso, reforma y Constituci­ón”.

Al final de la sesión hubo besos y abrazos, sin distinción de militancia. Trias repartió muestras de afecto a concejales de todos los grupos. El sábado empezará el nuevo ciclo municipal, con la constituci­ón del nuevo consistori­o y la investidur­a de Ada Colau. Trias presidirá la mesa de edad del nuevo Consistori­o, de manera que le correspond­erá dar a Colau la vara de alcalde, que (como a su antecesor Jordi Hereu) le dio Gloria Martín.

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