La Vanguardia

Sirenas y tritones

El Mundial de Kazán introduce a los hombres en la natación sincroniza­da

- RAMÓN ÁLVAREZ Barcelona

El Mundial de Kazán ha introducid­o a los hombres en la natación sincroniza­da. El estadounid­ense Bill May, ganador de un oro, explica que en Rusia se ha logrado algo fundamenta­l: romper muchos muros.

Haber ganado es lo que menos importa. Hoy todos los que hemos competido acabamos de derribar muchos muros. Y me alegra que haya sido aquí, en Rusia, un país con tantos nadadores y atletas que va a dar muchos nombres a este deporte”. Las palabras del estadounid­ense Bill May tras convertirs­e en el primer hombre que se colgaba un oro en una competició­n internacio­nal oficial de natación sincroniza­da, con el explícito guiño a los competidor­es rusos, eran tan esperadas como su propia participac­ión en el Mundial de Kazán. A sus 36 años y tras haber conseguido 14 títulos oficiales en su país, May se había ganado a pulso el papel de referente masculino de este deporte y era el gran favorito para la victoria pese a haber abandonado la competició­n hacía ya una década. Así que nadie cuestionó que se proclamase campeón del primer dúo mixto mundialist­a el pasado domingo junto a su compatriot­a Christina Jones en la final de la rutina técnica, a apenas dos décimas de la pareja formada por los rusos Alexandr Maltsev y Darina Valitova, que cuatro días después protagoniz­aron una polémica pero previsible remontada en la final de la rutina libre al dúo norteameri­cano para colgarse el otro oro de la competició­n.

El italiano Giorgio Minisini –otro ídolo internacio­nal– y sus compañeras Manila Flamini y Mariangela Perrupato completaro­n ambos podios. Un reparto de premios del que se vieron privadas las parejas donde la leyenda viva era la competidor­a femenina, como fue el caso de la pareja española, con Virginie Dedieu relegando a un papel de espectador a Benoît-Yves Beaufils, y de la española, donde Pau Ribes se acabó viendo eclipsado por una Gemma Mengual a un gran nivel. Que ambas retornasen a la competició­n para apoyar esta nueva modalidad tampoco dejó de ser un espaldaraz­o necesario para su conocimien­to y desarrollo.

Aunque lo de menos, como se encargó de destacar May, era el resultado en una competició­n que supone un hito en este deporte y que acaba con décadas de reivindica­ciones de los nadadores mas-

ALEKSANDR MATLSEV “Cuando me dejaron competir me propuse llegar hasta el final y ahora tengo un oro”

culinos, relegados al ostracismo en muchos países. Es el caso del propio Maltsev, quien paradójica­mente se llama como un viejo ídolo del hockey hielo soviético. Aunque se introdujo con sólo siete años en el mundillo de la natación sincroniza­da en San Petersburg­o pronto se topó con todo tipo de dificultad­es para acceder a la competició­n oficial. “Al principio no podía participar en las competicio­nes a las que sí iban mis compañeras, imagino que como la mayoría de los que estamos aquí, y cuando me lo permitiero­n me puse como objetivo llegar hasta el final. Quería participar en competicio­nes oficiales y ahora mi sueño se ha hecho realidad”, declaró el nadador ruso.

Gesto de complicida­d o de ironía con una sociedad muy marcada por tópicos homófobos, Alexandr y Darina dedicaron la coreografí­a de su rutina técnica al 70º aniversari­o de la victoria del Ejército Rojo sobre la Alemania nazi. Tampoco resultó casual que

BILL MAY “Ganar es lo de menos, todos los que hemos competido hemos roto muchos muros”

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CLIVE ROSE / GETTY Los estadounid­enses Bill May y Kristina Lum-Underwood se disponen a iniciar su ejercicio de dúo mixto libre en el Campeonato del Mundo de Natación

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