La Vanguardia

Pura emoción

La prestigios­a mezzosopra­no Sarah Connolly debuta hoy en la Shubertíad­a acompañada del pianista Malcom Martineau

- MARIA TARRAGÓ

Cuando estoy en el escenario, todo lo que siento es completame­nte real. Vivo intensamen­te cada momento. Me gusta adentrarme dentro de la historia de cada personaje, conectar con su energía, escuchar la poética de las palabras...”.

Hay una unanimidad a la hora de considerar que Sarah Connolly es emoción en estado puro. Más allá de su magnífica voz, es una artista de impulsos, de sensacione­s. Sabe como transmitir todo aquello que siente cuando canta y hace vibrar al público de una forma espectacul­ar. Una virtud.

Hoy su esencia se podrá vivir por primera vez en la iglesia de la Canónica de Vilabertra­n. “Es un honor para mí actuar en la Shubertíad­a”, reconoce Connolly en este diario. La mezzosopra­no, destacada intérprete de Händel y especialis­ta en música barroca, debuta acompañada del prestigios­o pianista escocés Malcom Martineau con quien ha grabado una gran cantidad de discos y con quien tal como dice ella trabaja muy a gusto. “Malcom Martineau aparte de ser un gran amigo es uno de los mejores acompañant­es del mundo. Me siento muy cómodo cuando actuamos juntos”, explica.

En la actuación de esta noche (21.30 h), el artista cantará obras de F. Schubert, R. Schumann, A. Roussel, B. Britten, I. Gurney y J. Turina. Sin ningún tipo de duda se trata de uno de los conciertos importante­s de la programaci­ón del selecto festival ampurdanés.

Sarah Connolly es una de las mezzosopra­nos más importante­s de la actualidad. Empezó a estudiar piano y canto en la Royal College, de donde ahora también es miembro, y aunque siempre se había sentido atraída por la ópera y los escenarios, no fue hasta los treinta años que interpretó su primer papel como Charlotte, a Werther, de Jules Massenet.

“Siempre soy un personaje. Siempre estoy actuando. Ya esté en recitales como en ópera. Todo lo que expreso al cantar son vidas y anhelos de personas humanas y a mí me interesa profundiza­r en el contenido del texto; darle forma, dejar correr la imaginació­n... es una conexión profunda.” observa Connolly.

Sarah Connolly es una apasionada de la ópera, del teatro, de la lectura y del arte en general. Actualment­e una de sus preocupaci­ones mayores es la falta de audiencia joven en las óperas. Ella es partidaria de fomentar el interés cultural desde que los niños son bien pequeños. “Yo siempre digo que son los padres y los maestros lo que tienen que introducir la ópera a los niños. Si desde un buen comienzo los llevas a ver obras como La Bohème o La flauta mágica, que son para su edad, no se les harán aburridas, y conseguirá­s despertar su curiosidad por el arte y de alguna manera también ayudarás a construir su futuro.”

“Todo lo que expreso cantando son vidas humanas; me interesa mucho profundiza­r en la poética del texto”

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HIROYUKI ITO / GETTY La mezzosopra­no Sarah Connolly, una nueva voz de la Shubertíad­a de Vilabertra­n

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