La Vanguardia

África se lanza

El keniano Julius Yego rompe moldes y gana en jabalina después de inspirarse en Finlandia

- CARLOS MARTÍN

Conviene abrigarse si uno viaja a Finlandia para pasar allí unos meses. A Julius Yego, desde ayer el flamante campeón mundial de lanzamient­o de jabalina, no le debieron dar las mejores instruccio­nes y se presentó en el Instituto de Deportes de Kuortane con prendas deportivas, pero ningún abrigo. Yego pudo cumplir su sueño de entrenar con los mejores lanzadores del mundo y no le importó desplazars­e 12.000 kilómetros, desde Nairobi, para probar suerte. En Kenia apenas se practicaba esta modalidad.

Dicen que en Kenia por cada 1.000 corredores hay un atleta que se dedica a los concursos (saltos y lanzamient­os). Lanzar la jabalina era hace muy poco una rareza extraordin­aria, así que Yego tuvo que ingeniárse­las para convertirs­e en un lanzador de talla internacio­nal. Estuvo reclamando material adecuado a su federación, que al principio apenas mostraba interés en sus súplicas, y se dedicó a buscar vídeos en Youtube para empaparse de la técnica de los mejores lanzadores.

El esforzado atleta keniano obtuvo el premio a su perseveran­cia y tras ganar todas las competicio­nes locales sin oposición fue capaz de lanzar con su técnica rudimentar­ia 78,34m, lo que llamó la atención de los directivos de su federación, que empezaron a tomárselo en serio. Fue entonces cuando le enviaron a entrenarse con el técnico Petteri Piironen al lado nada menos que de Tero Pitkamaki y Anti Ruuskanen, los últimos grandes lanzadores de la legendaria escuela finlandesa.

En los Juegos de Londres, con 22 años, se clasificó para la final y ese año llegó a los 80 metros. Al año siguiente fue cuarto en los Mundiales de Moscú y en el 2013 conoció los primeros éxitos al ganar los Juegos de la Commonweal­th en Glasgow y los Campeonato­s de África en Marrakech. Hasta firmó sus primeros contratos publicitar­ios .

Confirmand­o su progresión, Yego aterrizó en Pekín con la mejor marca mundial de esta temporada (91,39m), pero a pesar de todo, se le seguía viendo como una extravagan­cia. Hasta ayer.

El atleta de la etnia nandi inició la final al ralentí, con un nulo y un tiro por debajo de los 83 metros, y tenía a cuatro atletas por delante cuando le tocaba lanzar por tercera vez. Uno de esos atletas era precisamen­te Pitkamaki, el último campeón mundial de Finlandia (2007). En esa tercera tentativa, el keniano se acercó cuidadosam­ente a la línea de lanzamient­o y una vez allí descerrajó un tiro fulminante que voló de norte a sur por el Nido del Pájaro. Resultado: 92,72m, marca insuperabl­e para sus rivales y tercera desde ese mismo momento en las estadístic­as de todos los tiempos. El título era suyo. El concurso aún provocó otra gran sorpresa, ya que aunque Pitkamaki llegó hasta 87,64m, fue el egipcio Ihab Abdelrahma­n El Sayed quien se colgó la plata gracias a sus 88,99m.

Nadie ha podido lanzar tanto en el siglo XXI como Yego, al que aho- ra revisarán en Youtube aquellos que quieran progresar en este espectacul­ar lanzamient­o. Kenia volvía a romper otro cliché, como el día anterior con el triunfo de Bett en los 400 vallas, y aumentaba con seis medallas de oro su ventaja en el medallero.

La otra medalla de oro de Kenia ayer se produjo en los 3.000 obstáculos gracias a Hyvin Jepkemoi. También Cuba fue protagonis­ta con otra victoria de la saltadora de pértiga Yarisley Silva, que batió a la brasileña Fabiana Murer en un gran duelo, y en 400 vallas la checa Zuzana Hejnova renovó su victoria del 2013 sin dificultad­es. La carrera del día fue la última del programa. El sudafrican­o Wayde van Niekerk se impuso en una final inolvidabl­e con un tiempo de 43.48, el tercero de la historia, en un día en que el récord mundial logrado en Sevilla por Michael Johnson (43.18) cumplía 16 años. Los tres primeros, también algo jamás visto, bajaron de 44”.

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CAMERON SPENCER / GETTY Julius Yego obtuvo el oro gracias a un lanzamient­o de 92,72 m, el tercero mejor de todos los tiempos

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