África se lanza
El keniano Julius Yego rompe moldes y gana en jabalina después de inspirarse en Finlandia
Conviene abrigarse si uno viaja a Finlandia para pasar allí unos meses. A Julius Yego, desde ayer el flamante campeón mundial de lanzamiento de jabalina, no le debieron dar las mejores instrucciones y se presentó en el Instituto de Deportes de Kuortane con prendas deportivas, pero ningún abrigo. Yego pudo cumplir su sueño de entrenar con los mejores lanzadores del mundo y no le importó desplazarse 12.000 kilómetros, desde Nairobi, para probar suerte. En Kenia apenas se practicaba esta modalidad.
Dicen que en Kenia por cada 1.000 corredores hay un atleta que se dedica a los concursos (saltos y lanzamientos). Lanzar la jabalina era hace muy poco una rareza extraordinaria, así que Yego tuvo que ingeniárselas para convertirse en un lanzador de talla internacional. Estuvo reclamando material adecuado a su federación, que al principio apenas mostraba interés en sus súplicas, y se dedicó a buscar vídeos en Youtube para empaparse de la técnica de los mejores lanzadores.
El esforzado atleta keniano obtuvo el premio a su perseverancia y tras ganar todas las competiciones locales sin oposición fue capaz de lanzar con su técnica rudimentaria 78,34m, lo que llamó la atención de los directivos de su federación, que empezaron a tomárselo en serio. Fue entonces cuando le enviaron a entrenarse con el técnico Petteri Piironen al lado nada menos que de Tero Pitkamaki y Anti Ruuskanen, los últimos grandes lanzadores de la legendaria escuela finlandesa.
En los Juegos de Londres, con 22 años, se clasificó para la final y ese año llegó a los 80 metros. Al año siguiente fue cuarto en los Mundiales de Moscú y en el 2013 conoció los primeros éxitos al ganar los Juegos de la Commonwealth en Glasgow y los Campeonatos de África en Marrakech. Hasta firmó sus primeros contratos publicitarios .
Confirmando su progresión, Yego aterrizó en Pekín con la mejor marca mundial de esta temporada (91,39m), pero a pesar de todo, se le seguía viendo como una extravagancia. Hasta ayer.
El atleta de la etnia nandi inició la final al ralentí, con un nulo y un tiro por debajo de los 83 metros, y tenía a cuatro atletas por delante cuando le tocaba lanzar por tercera vez. Uno de esos atletas era precisamente Pitkamaki, el último campeón mundial de Finlandia (2007). En esa tercera tentativa, el keniano se acercó cuidadosamente a la línea de lanzamiento y una vez allí descerrajó un tiro fulminante que voló de norte a sur por el Nido del Pájaro. Resultado: 92,72m, marca insuperable para sus rivales y tercera desde ese mismo momento en las estadísticas de todos los tiempos. El título era suyo. El concurso aún provocó otra gran sorpresa, ya que aunque Pitkamaki llegó hasta 87,64m, fue el egipcio Ihab Abdelrahman El Sayed quien se colgó la plata gracias a sus 88,99m.
Nadie ha podido lanzar tanto en el siglo XXI como Yego, al que aho- ra revisarán en Youtube aquellos que quieran progresar en este espectacular lanzamiento. Kenia volvía a romper otro cliché, como el día anterior con el triunfo de Bett en los 400 vallas, y aumentaba con seis medallas de oro su ventaja en el medallero.
La otra medalla de oro de Kenia ayer se produjo en los 3.000 obstáculos gracias a Hyvin Jepkemoi. También Cuba fue protagonista con otra victoria de la saltadora de pértiga Yarisley Silva, que batió a la brasileña Fabiana Murer en un gran duelo, y en 400 vallas la checa Zuzana Hejnova renovó su victoria del 2013 sin dificultades. La carrera del día fue la última del programa. El sudafricano Wayde van Niekerk se impuso en una final inolvidable con un tiempo de 43.48, el tercero de la historia, en un día en que el récord mundial logrado en Sevilla por Michael Johnson (43.18) cumplía 16 años. Los tres primeros, también algo jamás visto, bajaron de 44”.