El heredero de Goyvaerts
Un futbolista belga no marcaba para el Barça desde 1965
José María Maguregui fue, además de un excelente centrocampista del Athletic (19521961), un recordado entrenador del Espanyol, club que dirigió entre 1980 y 1983 para dejar un recuerdo imborrable y también incontables anécdotas. Una de las más celebradas tuvo relación con el fichaje de Theo Custers, un bigotudo portero belga que recaló en Sarrià para cubrir el hueco del traspaso de Urruti al Barça. Cuentan que Maguregui se desplazó a Bélgica para dar el visto bueno al fichaje y que el entonces intermediario y antes futbolista de fama Fernand Goyvaerts le hizo las presentaciones. “Espera, que ve- rás cómo las para”, le dijo al bueno de Magu. Y Custers dio un recital ante los ojos atónitos del técnico blanquiazul, que regresó enamorado de su nuevo portero. “Es un fenómeno, ya veréis cómo vuela”, explicaba. Luego resultó que Goyvaerts avisaba en francés por dónde lanzaría el balón. “Droite, gauche, droite…” y claro, Custers se lucía.
Esta estratagema de Goyvaerts colocó a Custers en el Espanyol, y poco después tam- bién intervino en otro fichaje, mucho más relevante en la historia blanquiazul, el del danés John Lauridsen.
Pero Goyvaerts (Malinas 1938-Brujas 2004) forma parte en realidad de la historia del Barça. Hasta la incorporación de Vermaelen era el único futbolista belga de la historia del club azulgrana.
Centrocampista de ataque, llegó en el verano de 1962 precedido de fama de joven prodigio del fútbol de su país, después de debutar en Primera con el Brujas con apenas 16 años. 125.000 pesetas pagó el Barça, a raíz del interés que mostró Kubala para incorporarlo.
Pero Goyvaerts tuvo poca suerte. Primero se pasó un año en blanco, jugando sólo amistosos por problemas burocráticos. No debutó en la Liga hasta el 14 de septiembre de 1963, un Valencia-Barça que sólo duró 28 minutos porque se suspendió por la lluvia. Y ya no reapareció en esta competición hasta febrero de 1964. Entre tanto se había enfrentado con el entrenador azulgrana, que ya era César Rodríguez. Nunca acabaron de congeniar. Con el relevo de César por Vicenç Sasot, Goyvaerts gozó por fin de oportunidades, ocupó portadas y fue elegido mejor extranjero de la Liga 64-65. Y entonces, fue traspasado al Real Madrid, donde pasó dos temporadas con pocas oportunidades y menos éxito.
En su época azulgrana explicaba que su verdadera vocación era ser dentista y recordaba su primer sueldo: “Tenía 15 años y me pagaron un viaje a Berna para ver la final del Mundial de 1954”. Un año antes de llegar al Barça vio la muerte de cerca, al estrellar su coche a 130 por hora, pero por fortuna salió ileso.
Jugó también en el Elche y el Niza antes de regresar a su país. Luego, como representante de futbolistas, intervino en numerosas operaciones de éxito. Ninguna como la que colocó a Custers en el Espanyol.
AVISPADO INTERMEDIARIO Como representante de futbolistas situó a Custers y Lauridsen en el Espanyol