Ruido en el parque
Mogwai Lugar y fecha: Tibidabo Live Festival (5/IX/2015)
Acostumbrados como estamos a crear y exportar festivales, resulta extraña la importación. Y si bien es cierto que en el grupo Ocellot hubo un buen representante de las nuevas hornadas indies catalanas, lo vasco siguió dominando en un cartel que, para futuras ediciones, sería interesante que primara la diversidad e incluyera algunos nombres con más gancho, si quiere crecer.
Entre las propuestas euskaldunas destacó el grupo Belako, un cuarteto que hace del pospunk afilada arma creativa. Fue un buen prólogo para los escoceses Mogwai, que llegaban celebrando sus veinte años de existencia, justo un mes antes de editar Central belters, compilación de grandes éxitos, singles y rarezas. Haciendo honor a la efeméride, su concierto fue un repaso a su carrera que empezó con Yes! I am a long way from home, la pieza que abre su primer disco, hilvanando ese sonido característico que combina placidez al ralentí con explosiones de distorsión.
La ampulosidad de los de Glasgow pivota sobre las guitarras, creando un poderoso muro al usar tres. Sin embargo, también saben lo que es la sensualidad cuando en Friend of night es el piano el que lleva la pauta. Otro tema que podría ser considerado pop es un Summer lleno de lirismo. Tocaron también sus homenajes Tracy –a Chapman– , que sería su manera de hacer ambient, y la explícita I’m Jim Morrison, I’m dead. Fueron entre románticos y psicodélicos al convertirse en sexteto, con las aportaciones de Luke Sutherland al violín, guitarra y voz que da carácter siniestro a un Mexican Grand Prix de prominentes bajo y guitarras punk-funk. Su mayor opulencia postrock llegó al final, en la oscura y marcial Teenage exorcists y los 20 minutos de calma y ruido de My father my King, basada en una plegaria judía.