Demostración Meridiana
Cuarta exhibición del independentismo. Según la Guardia Urbana, participaron 1,4 millones de personas en la manifestación
Cientos de miles de independentistas salen a la calle e impulsan la lista de Junts pel Sí
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Santamaría avisa de que ninguna mayoría legitima la independencia
Miles de catalanes están empeñados en convertir cada Diada en la mayor movilización democrática de la historia de Catalunya, quizás de Europa, y ayer lo hicieron por cuarto año consecutivo. Una demostración meridiana y constante en el tiempo de una voluntad inequívoca de avanzar hacia la independencia. Un colorido mosaico humano de más de cinco kilómetros, tantos como una carrera de fondo hacia el 27-S, recorrió la avenida Meridiana, entre Sant Andreu y el parque de la Ciutadella. “Venim del nord, venim del sud, de terra endins, de mar enllà...”, rumba catalana y Els Segadors... Un total de 135 tramos, tantos como diputados tiene el Parlament, cubiertos de gente para exhibir ante el mundo los cimientos de la anhelada república catalana. La convocatoria fue un nuevo éxito de la Assemblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural y se convirtió en el último eslabón de la cadena de manifestaciones que arrancó en el 2010 tras la sentencia que cercenó el Estatut y se convirtieron desde el 2012 en gritos de independencia.
Pero también fue un aviso a navegantes antes de la cita con las urnas. La candidatura de Junts pel Sí capitalizó políticamente la movilización en el primer día de campaña y, a pesar de que Artur Mas volvió a optar por quedarse en el Palau de la Generalitat, sobre él se vuelven a posar todas las miradas. El mensaje de las entidades sonó alto y claro con Raül Romeva y Oriol Junqueras como testigos a los pies del escenario: “Hemos ganado las calles”, “no aceptaremos claudicaciones” ni “falsas vías” y exigieron “lealtad “al “mandato de las urnas”. El otro flanco a cubrir en la Meridiana por parte de las entidades fue la preservación de la convivencia en Catalunya más allá de la hoja de ruta independentista: “Nadie nos fracturará, somos un solo pueblo”, proclamó Jordi Sánchez (ANC) tras la intervención de Gabriel Rufián, de la entidad Súmate: “Esto no va de romper, va de convivir”.
El proceso sigue cargado de incertidumbres pero la cuenta atrás es imparable. El presidente de la Generalitat compareció para expresar su “orgullo” por la nueva demostración de fuerza en las calles, reafirmar que el proceso “no va contra España, si no a favor de
Santamaría: “Una democracia no es sólo ir a las urnas, sino la garantía de la ley”
la democracia, la dignidad y el respeto”, pero también para advertir que “desde la calle se influye pero se decide en las urnas”. La masiva Via Lliure reunió 1.400.000 personas, según la Guardia Urbana, y entre 520.000 y 550.000, según la Delegación del Gobierno en Catalunya. Un baile de cifras irrelevante políticamente con las urnas a la vuelta de la esquina.
Pero que volvía a obligar a echar la vista hacia Madrid. Eso hizo Artur Mas: “tomen nota, dejen esa miopía política, el orgullo imperial, dejen de amenazar con las leyes como si fuéramos casi delincuentes”. El Gobierno de Mariano Rajoy, que sigue enrocado en las tablas de la ley: “una democracia no es sólo ir a las urnas, sino la garantía de la ley y el respeto a los derechos a través de los tribuna- les”, insistió la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría tras la reunión del Consejo de Ministros.
Más allá de Junts pel Sí y la CUP, el resto de partidos optaron por la discreción crítica. Cinco fuerzas políticas contrarias, cada una a su manera, a la independencia y unanimidad en el fondo: la coincidencia de la manifestación con el primer día de la campaña electoral ahogó sus discursos frente a Junts pel Sí y la CUP, que participaron de la multitudinaria convocatoria y capitalizaron la