LÍDER DEMÓCRATA DEL SENADO
Los republicanos se resignan a que tendrá que ser otro presidente quien lo revoque
El presidente de EE.UU. Barack Obama, aliado con el líder de la minoría demócrata en el Senado, Harry Reid, logró evitar que la cámara rechazara el acuerdo con Irán, de modo que se ahorrará el uso de su derecho a veto.
El jefe de la Casa Blanca ya no necesitará usar su poder de veto al rechazo republicano
Mientras las derecha estadounidense anda ensimismada con la batalla electoral del magnate Donald Trump con el resto de aspirantes republicanos, el presidente de Estados Unidos que más irritación ha provocado entre los conservadores va encadenando victorias políticas, cada mes y cada semana. Barack Obama logró el jueves por la noche impedir casi podría decirse que definitivamente que el Senado bloquee el acuerdo nuclear con Irán, la iniciativa fundamental de su legado en política exterior, que había desatado la mayor agitación opositora.
Tan importante fue el acontecimiento que Obama hizo una declaración institucional: “El Senado ha dado un paso histórico (...) Esta vo- tación es una victoria para la diplomacia, para la seguridad nacional de Estados Unidos y del mundo entero”. El acuerdo con Irán, que implica el levantamiento de sanciones a la República islámica a cambio de su renuncia a fabricar la bomba atómica en los próximos diez años, lo firmó Estados Unidos junto con otras cinco potencias mundiales el pasado verano en Viena, tras dos años de dificilísimas negociaciones.
El asunto se ve tan encarrilado que la Casa Blanca hizo público ayer que Obama ha invitado al primer ministro israelí Beniamin Netanyahu, que será recibido en el despacho oval a principios de noviembre. El acuerdo nuclear con Irán es la iniciativa en política exterior más importante que ha adoptado Estados Unidos en contra de la opinión del Estado de Israel.
Obama y su equipo de la Casa Blanca han gestionado el asunto en el Capitolio con la audacia suficiente como para obtener un resultado incluso mejor de lo que se esperaba. Al principio, varios senadores demócratas e intelectuales de prestigio con vínculos con el lobby israelí se pronunciaron rotundamente en contra de confiar en los ayatolás, así que el presidente no tuvo más remedio que arremangarse como nunca lo había hecho antes. Obama, de acuerdo el líder demócrata en el Senado, Harry Reid, descolgó el teléfono o visitó personalmente durante el verano a 125 senadores y representantes demócratas, según la CNN, que han terminado atendiendo sus argumentos y cerrando filas para que la mayoría republicana no pueda imponer al presidente la revocación del acuerdo nuclear.
La iniciativa republicana necesitaba una victoria por mayoría cualificada de sesenta senadores, pero le faltaron dos. El resultado fue de 58 a 42. Hay que tener en cuenta que hace sólo una semana habían anunciado su apoyo a Obama sólo 34 senadores. Con este dato ya hubo euforia contenida en la Casa Blanca. El guión previsto era el siguiente: los republicanos reprobarían el acuerdo en ambas cámaras con mayoría suficiente para alcanzar el rango de ley, a continuación el presidente haría uso de su poder de veto y no la firmaría, y los republicanos no podrían anular el veto porque para ello necesitaban dos tercios de las cámaras y no los tenían. Pero la victoria del jueves significa que Obama no necesitará ni siquiera usar su poder de veto porque la reprobación republicana no alcanzará el rango suficiente para ser presentada a la firma del presidente.
Los republicanos anunciaron inmediatamente que se mantendrán en sus trece, denunciando incluso al presidente ante los tribunales acusándole de ocultar al Congreso cláusulas secretas del pacto con Irán. “Utilizaremos todas las herramientas para impedir que este acuerdo sea aplicado”, declaró el líder de la cámara baja, John Boehner. Y efectivamente ayer la Cámara de Representantes aprobó el rechazo al pacto nuclear con Irán por 269 votos a 162, es decir una mayoría cualificada suficiente siempre y cuando la pudieran reproducir en el Senado. Como eso no ocurrirá, lo de ayer adquirió un carácter meramente testimonial
Dirigiéndose a sus correligionarios, Mitch McConnell, líder republicano en el Senado, adoptó una posición más realista: “Si queremos hacer algo más , traedme un proyecto de ley con suficientes copatrocinadores para anular un veto presidencial, de lo contrario, el pueblo estadounidense nos dará su juicio sobre la idoneidad de esta medida en noviembre del año próximo”. Era una manera de reconocer que lo único que les queda para romper el pacto con Irán es que un republicano gane las elecciones presidenciales en el 2016 y que no sea, por supuesto, Donald Trump, que ya ha dicho que su plan no es “romper sino mejorar el contrato”.