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Las conclusiones de la manifestación de la Diada en la Meridiana, y la condena internacional al Gobierno de Maduro por el encarcelamiento del opositor Leopoldo López.
LA condena de catorce años de prisión para el opositor venezolano Leopoldo López se ha convertido también en una dura condena internacional contra el régimen que, por motivos políticos y sin las debidas garantías jurídicas y procesales, lo ha juzgado. Para la imagen internacional del presidente Nicolás Maduro y su régimen bolivariano, la condena contra Leopoldo López –que ya llevaba dieciocho meses en prisión preventiva– ha supuesto un duro revés ya que ha evidenciado, una vez más, la falta de libertades democráticas y de respeto a los derechos humanos en Venezuela.
Leopoldo López, un joven economista formado en Harvard, fue el fundador del partido Voluntad Popular (VP), en la oposición, y en el 2014 lideró un intenso movimiento en las calles del país para derrocar a Nicolás Maduro y promovió numerosas manifestaciones, especialmente entre febrero y mayo de ese año, que acabaron con 43 muertos y cientos de heridos. La justicia venezolana, intervenida por el régimen chavista, le acusa de ser el incitador de esa violencia y, por tanto, culpable indirecto de dichas muertes. Junto a él hay otras cuatro personas, todas ellas estudiantes, condenadas también a largas penas de prisión.
Leopoldo López es el principal símbolo de la represión del régimen de Nicolás Maduro contra la oposición. Re- sulta paradójico que el citado fallo judicial se haya producido justamente a pocos meses de las elecciones parlamentarias en Venezuela, que se celebrarán el 6 de diciembre, en las que la oposición –aunque dividida– aparece como favorita por primera vez en dieciséis años.
Desde la prisión, el propio Leopoldo López ha pedido calma a sus partidarios y al resto de la oposición para evitar que ahora, como protesta, haya una explosión de violencia en las calles, lo que pretendería Nicolás Maduro para sacar ventaja electoral.
Tanto la oposición venezolana como numerosos países latinoamericanos, Estados Unidos, la Unión Europea y las propias Naciones Unidas han criticado duramente la citada sentencia por la falta de garantías judiciales y por su severidad, al tiempo que han pedido su revisión.
Especialmente duras han sido las críticas que ha manifestado España, donde el Gobierno y la oposición piden que las próximas elecciones del 6 de diciembre en Venezuela sean libres, justas, inclusivas y transparentes. Pero eso es algo tan importante como difícil de lograr para que el país pueda salir del desbarajuste político, institucional, económico y social que sufre desde hace años; un país donde, como se ha comprobado una vez más con la sentencia contra Leopoldo López, no se respetan los derechos humanos.