Todos somos inmigrantes
En la configuración de las civilizaciones, los movimientos de las poblaciones han sido siempre una constante. De hecho, todos somos inmigrantes, aunque hayamos nacido en un lugar determinado y los padres también, probablemente los abuelos ya eran de otro lugar. De manera que no existe ninguna raíz profunda que justifique la posesión –a lo largo del tiempo– de una tierra o de un país. Además, debido a las guerras –de las que, por desgracia, parece que no podemos abstenernos nunca– se han reconstruido poblaciones, unos conglomerados de varias naciones o estados que han enriquecido, con sus aportaciones, las civilizaciones. Porque en cada lu- gar hay cosas y maneras distintas de hacerlas y ello forma parte de la cultura de los pueblos.
Por otro lado, cuando uno está bien donde está, no quiere marcharse, pero cuando el Gobierno de un país –como ahora ocurre con Siria– bombardea a sus ciudadanos año tras año porque salen a la calle a pedir más democracia, a los sirios no les queda otro remedio que marcharse a donde sea para salvar la vida, porque el Gobierno se ha convertido en su enemigo. Ya sé que la realidad es muy compleja y que hay tiranías que no quieren dejar el poder caiga quien caiga, pero con ello no se diferencian en nada de otras tiranías que también matan y destruyen pueblos y culturas en nombre de algún iluminado que se cree dios.
Y en medio de todo ello, las personas que tan sólo quieren vivir en paz una vida digna emprenden un éxodo hacia el rico norte de Europa, para encontrar un techo, un trabajo y todo aquello que les ha sido robado. Pero este éxodo de desvalidos asusta por su magnitud y, ahora, un país como el Reino Unido quiere levantar un muro infranqueable que no deje pasar a ningún refugiado más.
Europa tiene que plantearse muchas cosas, una es el derecho de asilo para las personas que la guerra persigue, otra es que la política económica europea no puede ser tan sólo una economía monetarista, sino que tiene que contemplar la justicia social y dejar de enriquecer todavía más a los más ricos y ocuparse de la gente necesitada. No podemos olvidar que todos somos inmigrantes de alguna manera.