Ilustrar gana terreno en los países anglosajones
El hiperrealismo de la fotografía no es el único camino de captar y mantener el interés de los foodies. Mientras en internet la fotografía es la reina, en el viejo mundo de las revistas ‘offline’ hay un retorno al dibujo y a la ilustración, sobre todo en las anglosajonas. Publicaciones de reciente aparición como la británica Toast y otras que nacieron con una clara intención transgresora, como Lucky Peach, creada por el cocinero David Chang (propietario de Momufuku y Milk Bar en Nueva York), regresan a la época en que los libros de recetas y las primeras revistas especializadas se ilustraban con dibujos. Por un lado, las ilustraciones son más baratas, ya que no necesitan de los grandes montajes de producción de una sesión de fotos. Del otro, proporcionan un toque más de manual, más literario y hasta, quizás, más educativo. Mientras que las fotos glorifican, los dibujos son más instructivos. Las fotos prescriben, las ilustraciones evocan. Y después está la cuestión estética y de estilo. Las ilustraciones se vinculan a una época en la que eran consideradas un auténtico arte. Dan pedigrí. De todas formas, Lucky Peach no inventó nada y como la propia revista se ha reconocido, la primera publicación que regresó a la ilustración fue Gastronomica, la prestigiosa revista de cultura gastronómica editada por la University of California Press. / A. Molins