Cuerpo y poesía
Héctor Parra, obra de piano
Intérpretes: José Menor Lugar y fecha: Palau de la Música Catalana (9/IX/2015) Muchas reflexiones y coincidencias se daban in mente a medida que escuchamos el estupendo recital del pianista José Menor, monográfico Héctor Parra. Fue una escucha sugerente enriquecida por la personalidad musical del joven compositor catalán residente en París y que ya goza de reconocimiento internacional. A pesar del abundante público, no me pareció que hubiese muchos estudiantes de composición. De ser así, son los maestros quienes deberían reflexionar. Estoy seguro de que los jóvenes saben de Lachenmann o de Sciarrino e ignoran a sus también ilustres coterráneos. Y si bien no hay tantas ocasiones de tener a mano monográficos como éste y tan bien interpretados, poco a poco se van programando.
Y entre esas coincidencias –vale que Parra hace años se vinculó a Ircam– no se puede dejar de subrayar por ejemplo las figuras de David Padrós o de Carles Guinovart en su formación, que sin duda tienen que ver con su universo creativo. Y si bien el orden del programa no fue cronológico –obras de una etapa de quince años entre las Tres peces per a piano de 1999 y el estreno de Una pregunta (a Jaume Plensa)– se pueden ya ver “maneras”, ideas o formas, recursos que van conformando este universo musical de Parra. Gestos que apuntan intenciones. Reflejos, a veces casi onomatopéyicos, en La dona d’aigua (2009) que rememoran formas de hacer desde Debussy y Ravel hasta Scriabin, y que usan el color. Y en esta perspectiva visual, sonoridades de caleidoscopio. De hecho la proyección a las artes plásticas es manifiesta ya en los títulos de las obras ( Cos de matèria – Antoni Tàpies in memoriam, de 2012, y del mismo año Carícies cap al blanc) que se inspira según señala Pérez Senz en el programa, en la pintura de Gerhard Richter, plena de movimiento, vida y contrastes. Reflexiva, intensa, la de Tàpies, y con virtuosismo y uso de resonancias y armónicos la segunda.
No es ajeno Parra al universo de la ciencia, pero no es un lenguaje especulativo: parece buscar la forma en la expresión. Y nada apunta a describir, sino a evocar, ejercicio en que Albéniz y Debussy fueron maestros. Y una obra significativa es la Sonata (2010) en que dialogan el teclado y el uso del arpa del piano, con predilección en el registro bajo, virtuosismo y contrastes en que no desdeña la poesía, aspecto que marca sus Quatre miniatures (2007). Parra es pianista y ese fondo se manifiesta en la arquitectura e ideas, pero para interpretar su obra hace falta un gran pianista, y José Menor, ha hecho un trabajo de alto nivel.
JORGE DE PERSIA