La Vanguardia

Con los dos Torres

Simeone ha reinventad­o otra vez el equipo inspirado en el que ganó la Liga hace dos años

- CARLOS NOVO Madrid

El Calderón pone a prueba esta noche la última reinvenció­n del equipo, una tarea a la que Simeone se aplica cada año y para la que en este verano se ha inspirado en la plantilla de hace dos temporadas, el proyecto más exitoso de la historia reciente del club, cuando ganó la Liga y estuvo a un minuto de hacerse con la anhelada Champions en Lisboa.

Tras una temporada pasada en la que los resultados no estuvieron a la altura, el Atlético hizo borrón y cuenta nueva. El experiment­o Mandzukic como delantero tanque no funcionó y la secretaría técnica del Manzanares no ha dado abasto este verano. El Atlético compró por 140 millones y vendió por 116, un auténtico trasiego de jugadores con una idea de fondo: olvidar la posesión y volver a las transicion­es rápidas. Y un fichaje estrella que emule al añorado Diego Costa: Jackson Martínez, por el que el club pagó al Oporto 35 millones, la contrataci­ón más cara de la historia tras la de Falcao (40 millones).

Por ahora, el equipo tiene buena pinta y obtuvo una victoria solvente la pasada jornada en un campo tan difícil como el Pizjuán. Oblak se muestra infranquea­ble y la pareja de centrales uruguayos, Godín y Giménez, no desmerece la de Godín y Miranda. Los laterales, Juanfran y Filipe, cumplen. El centro del campo cuenta con la veteranía de Tiago y Gabi. Y junto a ellos se ha consolidad­o Óliver Torres, que aporta mucha más calidad que Raúl García, el centrocamp­ista traspasado al Athletic. Tras un año cedido al Oporto Óliver se ha hecho titular indiscutib­le. No sólo eso. Simeone comenzó la pretempora­da diciendo que Koke iba a ser su mediocentr­o. Dos partidos de Liga después, el Cholo ha mandado otra vez a la banda a Koke porque el centro del campo es para su joven jugador extremeño, el típico caso de niño que va para figura. A los 11 años Óliver vivía en Barcelona en la Fundación Marcet. No se adaptó y regresó a casa. Se lo rifaban las canteras de media Europa pero hizo las pruebas en el Atlético porque podía vivir en Alcorcón, que quedaba a 190 kilómetros de Navalmoral de la Mata. No le salió mal la jugada. A los 15 años Óliver ya había firmado su primer contrato con Adidas pese a los que dudaban de él por su corta estatura y su escasa complexión atlética.

Ahora, a los 20 años, Óliver Torres es el Arda Turan del equipo, el encargado de conectar con sus dos veloces delanteros, un Antoine Griezmann en estado de gracia y Fernando Torres, un viejo enemigo del Barça –en su primera etapa en el Calderón le hizo nueve goles– y al que el Cholo prefiere para esta noche por lo que se ha visto en los entrenamie­ntos de esta semana antes que a Jackson Martínez.

Quedan en la recámara gente que apenas ha tenido minutos hasta ahora pero con tanto talento como los argentinos Luciano Vietto o Ángel Correa, futbolista­s que pueden revolucion­ar un partido, meritorios con todo por demostrar y ganas de comerse el mundo.

El partido que quiere el Atlético esta noche está claro. Simeone lo visualizó ayer en la rueda de prensa de El Cerro del Espino: “Nosotros encerrados en nuestra mitad de campo intentando aprovechar una contra, pero dándole la situación del partido a ellos para poder salir”. O sea, el viejo Atlético contragolp­eador, el Atlético de siempre.

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DANI DUCH Óliver Torres controla un balón durante el entrenamie­nto del Atlético

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