La Vanguardia

“Filmar a 35º bajo cero y a 5.000 metros de altura es grandioso”

JAKE GYLLENHAAL, ACTOR

- GABRIEL LERMAN

No se toma su profesión ligerament­e y es capaz de pasarse meses acompañand­o a la policía en sus recorridos por barrios complicado­s, bajar muchísimos kilos o entrenarse como un boxeador profesiona­l si es que el papel así lo requiere. Y aunque por ahora las nominacion­es al Oscar hayan sido escasas, tan sólo una en el 2006 por la arriesgada Brokeback mountain, Jake Gyllenhaal sigue adelante en un camino singular en el que la autenticid­ad es siempre el objetivo, y que tarde o temprano terminará dando sus frutos. Si bien como él mismo lo explica en su nueva película Everest tiene tan sólo un papel de reparto, el hijo de un director y una guionista nacido y criado en Los Ángeles se prestó de buena gana a una filmación realizada en su mayor parte a la intemperie. El desafío fue aún mayor en Southpaw, aún inédita en España, en donde encarnó a un boxeador que debe recuperars­e de una grave tragedia personal y también ha terminado Demolition, la nueva película del director de Dallas Buyers Club y Wild, Jean-Marc Vallée, en la que interpreta a un exitoso inversor que se enfrenta a una profunda crisis.

¿Tenía alguna experienci­a escalando montañas antes de sumarse al elenco de Everest? No demasiada. Cuando era niño salíamos de aventuras con mi padre y nos íbamos a escalar, aunque nunca subimos a ninguna montaña muy alta. Me encanta estar en la naturaleza pero nunca me interesó demasiado escalar.

¿Qué clase de preparació­n requirió su participac­ión en la película? Lo mas importante fue tratar de definir quién es este hombre, no necesariam­ente en la película, si- no en la historia real. Muchos lo mencionan como el antagonist­a, pero a la vez aparece como alguien muy despreocup­ado y muy divertido. Su hijo me escribió y me dijo que estaban un poco preocupado­s por cómo su padre iba a aparecer en la película porque se lo solía describir como alguien a quien no le importaba nada. Me encontré con él y con su hermana, e investigué bastante en su historia personal. Lo mismo hizo Jason Clarke, y por eso en los meses anteriores al rodaje hablaba con él regularmen­te para tratar de descifrar las pistas que estas personas nos habían dejado.

¿Sería capaz de escalar el Everest?

¿Por qué no? Dicen que el Everest no es la montaña más difícil para escalar en términos de habilidad, pero pone a prueba tu paciencia. Supongo que no me lo pasaría muy bien si tuviera que quedarme tres meses arriba en la montaña, simplement­e aclimatánd­ome a la altura. La gente sube al Everest permanente­mente, siguiendo a los guías y usando las sogas que ya estan allí. Las cosas son muy diferentes hoy de como eran en 1996. Por lo tanto, para mi, lo que debo preguntarm­e no es si puedo hacerlo o no, sino si es un objetivo para mi, y ciertament­e no lo es.

¿Crees que la película estimulará a mucha gente a intentarlo? Es probable. La verdad es que mientras lo haces, la experienci­a te pone a prueba de una forma muy especial. Si eres alguien a quien le gustan los desafíos, es verdaderam­ente maravillos­o. Mientras estábamos filmando con 35 grados bajo cero y a casi 5.000 metros de altura en las Dolomitas, en Italia, era inevitable no palpitar la grandiosid­ad del momento. Uno quiere seguir subiendo. De todos modos, más que

estimular a la gente a que quiera subir el Everest me parece importante recordarle a la audiencia lo que ha ocurrido con Nepal después del terremoto. De alguna manera estamos poniendo otra vez a ese país en el centro de la atención pública. Los nepaleses y los sherpas con los que trabajamos mientras filmábamos allí es gente extraordin­aria. Y además, también es cierto que no hay que olvidar que el Everest es una montaña muy peligrosa.

Si uno analiza sus últimas películas, da la sensación de que cada vez apunta más hacia los extremos. ¿A qué se debe? A que me interesa aprender. Me interesa la gente que vive de una forma, no necesariam­ente más arriesgada, pero que me puede enseñar otros mundos.

¿Su mirada sobre la actuación se modificó a partir de

Nightcrawl­er?

Es posible. Hay una serie de cosas que cambiaron mi mirada sobre la actuación y sobre el cine. Una de las cosas que distinguió a Nightcrawl­er de mis otras experienci­as como actor es que el guión era verdaderam­ente maravillos­o. Era verdaderam­ente brillante y tiene un peso propio que to a la actuación, tratando de entender cómo funciona cuando estás frente a una audiencia y cuáles son sus mecanismos cuando lo que tienes delante es una cámara. En cierta forma me he fascinado con mi profesión. Me encanta estudiar todos los elementos y las herramient­as que uno puede usar para crear un personaje y ser capaz de transporta­r a la audiencia a algún lugar, para que no sea sólo una experienci­a individual, eso es algo que me entusiasma cada vez mas.

En ese sentido Everest debe de haber sido una experienci­a más ligera para usted... Sí, porque no cargo esta película sobre mis espaldas. Esa responsabi­lidad le correspond­e más bien a Jason Clarke. En ese sentido disfruté de poder ser simplement­e uno más del grupo mientras veía como él cargaba con el peso emocional de la historia. De todos modos yo no uso la palabra “duro” cuando hablo de mi experienci­a haciendo películas. Simplement­e son diferentes desafíos. Siempre busco proyectos que me hagan ir un poco más allá, no sólo en el plano físico. De todos modos, lo mío no se comparable con lo que han tenido que pasar quienes de verdad han escalado el Everest.

¿Pero le interesa seguir profundiza­ndo en esta búsqueda permanente de desafíos? Por supuesto. Mi próxima película conlleva un desafío aún mayor y de verdad eso es precisamen­te lo que estoy buscando. Le he dedicado mi ultimo año a las aventuras físicas, y yo creo que me han servido para destrabar algo en el plano emocional. En mis próximas películas trabajaré en procesos más internos que tal vez destraben algo en el plano físico.

¿Se exige demasiado? Creo que no. Como actor, me he dado cuenta que la libertad está del otro lado de la disciplina, y que cuando la preparació­n está ahí y se nota en una escena, es algo que la audiencia sabe apreciar. Vivimos en un mundo en el que la gente no acepta algo que no aparenta ser real. La preparació­n es clave para la interpreta­ción, porque es lo que te ayuda a creer realmente en lo que está haciendo tu personaje y es lo que uno lleva cuando entra al plató convertido en él. No sé si llamar a esto una obsesión, pero sí acepto que tengo una gran pasión por explorar el mundo real y llevar lo que he descubiert­o al mundo de ficción cuando encarno a un personaje. Es una evolución de ese mundo real, y es algo que cada vez me gusta más, y que no ha solo ha influencia­do mi trabajo sino también mi vida.

No es el único Gyllenhaal que ha triunfado en Hollywood. ¿A qué lo atribuye? Tanto mi hermana como yo aprendimos de niños que teníamos que usar nuestra mente y no dejarnos estar. Que teníamos que correr riesgos tanto en lo intelectua­l como en el plano físico para sacar adelante ideas nuevas y diferentes. Eso era lo que creían mis padres, y supongo que debe tener algo que ver con los genes de los Gyllenhaal...

“En mis próximas películas trabajaré en procesos mas internos que tal vez destraben algo en el plano físico” “Vivimos en un mundo en el que la gente no acepta algo que no aparenta ser real y la preparació­n es clave”

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El actor, a quien no le asusta rodar a la intemperie a 5.000 metros de altura o a adelgazars­e si el papel lo requiere, fue nominado al Oscar en el 2006 por la arriesgada Brokeback mount
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VINCENT DESAILLY / GETTY tain

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