APRENDER Y DEJARSE LLEVAR
Hace unos años que Jake Gyllenhaal (Los Ángeles, 1980) se dijo a sí mismo que intentaría dejarse llevar y dedicar su tiempo a cosas que verdaderamente le entusiasmaran, que pondría la pasión y la profesión por delante de la reputación. Y, a diferencia de la mayoría de actores de su generación ha dejado de lado comedias y franquicias. “No es que las haya descartado, simplemente busco aquello de lo que pueda aprender”, dice. Pero esto es un negocio, “y soy consciente de que hay un espacio en el que la creatividad puede florecer y otros en los que no hay lugar para ser creativo”. En su forma de ver la profesión tuvo un papel decisivo un vídeo que grabó con el director Daniel Wolfe: “Lo grabamos en Londres, y aunque lo que hicimos no fue maravilloso, su preparación si lo fue. Estábamos listos para dejarnos llevar por lo que sucediera en el momento. Ese fue el inicio del proceso para mi. Esa es la forma en la que me tomo las cosas en la actualidad: me preparo, me preparo y me preparo y luego dejo que las cosas se den”. Y, de momento, las cosas se van dando. va más allá de mi interpretación. Es algo que suele encontrarse generalmente en el teatro y no el cine. Todo pasa por la forma en la que interpretes el texto, que es algo con lo que me he obsesionado, porque cada actor va a hacer su propia versión. A mi me encantaría ver a otro actor interpretando mi papel en Nightcrawler. En cualquier caso, es cierto que en los últimos tiempos tengo una mirada muy incisiva con respec-