Forasteros en el paraíso republicano
Francia se debate entre la reticencia a admitir refugiados, el agravio comparativo alemán y la sombra del Frente Nacional
Las principales ciudades francesas se muestran dispuestas a acoger a refugiados musulmanes
Charvieu-Chavagneux es un pequeño pueblo francés de los alrededores de Lyon, con su iglesia y su panadería. El pueblo se ha hecho notorio por la resolución en materia de refugiados unánimemente adoptada el miércoles por su consejo municipal, después de que el presidente François Hollande anunciara que Francia acogerá a 24.000 refugiados en los próximos dos años.
El municipio se ha declarado dispuesto a, “paliar la política exterior irresponsable del Estado” acogiendo a una familia de refugiados, “con la expresa condición de que sea una familia cristiana”. Los cristianos, “no decapitan a su patrón”, se explica en la resolución en referencia al atentado yihadista cometido el pasado 26 de junio en solitario por Yasin Salhi, que intentó volar una fábrica de productos químicos tras decapitar a su patrón en la localidad de Saint-Quentin-Fallavier, a 16 kilómetros del municipio. “Tampoco atacan los trenes armados de kalashnikov ni matan a periodistas reunidos en su redacción”, señala refiriéndose a la matanza del semanario Charlie Hebdo del pasado enero y a la última intentona de ataque, en agosto, en el expreso Amsterdam-París.
También el alcalde de Roanne, una ciudad de 35.000 habitantes en la misma región de Lyon, ha hecho consideraciones parecidas para acoger únicamente a refugiados cristianos. Estas noticias, leídas en el trasfondo de las imágenes del último éxodo, así como en medio del aparente agravio comparativo que plantea la movilización social en Alemania, ha alterado en apenas un mes la disposición favorable de la opinión pública francesa ante la más que tímida política europea de acogida, que contiene la perspectiva de una gran expulsión y contención preventiva de los actuales flujos.
Teniendo en cuenta que solo en Grecia ya hay 213.00 refugiados y que en Hungría e Italia hay 145.000 y 115.000, respectivamente, la verdadera noticia no es la prevista acogida de 160.000 anunciada por el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, sino la inexorable expulsión del resto, es decir de más de 300.000 refugiados. La mayoría de ellos proceden de Siria y de Libia, confirmó Juncker, dos estados que han sido asolados, hasta su práctica disolución, por guerras encaminadas al cambio de régimen directamente empren- didas por las potencias occidentales o con ayuda de milicias integristas apoyadas por las monarquías del Golfo.
Como durante el discreto anuncio de Hollande del lunes sobre la aceptación de 24.000 refugiados en dos años, el primer ministro, Manuel Valls, no expre- só el viernes, durante su visita a la región de Toulouse, la más mínima referencia crítica al papel desempeñado por Francia en el caos de Libia o Siria.
“Francia –dijo Valls– se honra de haber acogido a los chilenos que huían de la dictadura de Pinochet, de haber acogido a viet- namitas (160.000) y camboyanos, una decisión del presidente Giscard d´Estaing, se honra de haber acogido a los españoles que huían de la guerra civil y la dictadura de Franco y se honra de haber acogido a los libaneses, así que debemos acoger a los sirios y los iraquíes que huyen de la intoleran- cia, la tortura y la violencia”.
Eric Cantona, el ex futbolista metido ahora a actor, se ha encargado de poner los puntos sobre las íes: “Nos metemos en guerras por razones económicas y luego cuando la gente huye de sus países porque los hemos dejado hechos unos zorros ni siquiera so- mos capaces de recibirlos”, dice este ex votante de Hollande, mencionando los mimos a Gadafi dos años antes de que Sarkozy le bombardeara. “Ahora vemos como perecen los emigrantes libios y cerramos las fronteras”, estima, anunciando que no repetirá en su voto a Hollande. “No se quiere recibir a demasiados refugiados porque el 55% de los franceses están en contra y porque aumenta la popularidad del Frente Nacional, pero cuando se tienen principios hay que defenderlos”, dice.
Señal de que las cosas se mueven algo es que los alcaldes de grandes ciudades como Clermont-Ferrand, Grenoble, Lille, Lyon, Saint-Etienne y muchos otros se han declarado solidarios con el éxodo y abiertos a la acogida. En Lyon, donde el sábado se celebró una concentración en la emblemática plaza Bellecour, la organización convocante, el Forum Refugiados, quiere “expresar la voluntad de la sociedad civil de ver dignamente acogidos a los refugiados”. En París, el ministro del Interior Bernard Cazeneuve mantuvo ayer una reunión de alcaldes. En las últimas encuestas un 53% se declara favorable a la acogida de refugiados, frente al 43% de hace un mes.
La perspectiva de una masiva “expulsión digna”, en palabras de Hollande, de la mayoría de los que han llegado a Europa, así como la organización de “centros de identificación y registro” en países lo más próximos que sea posible a las zonas de conflicto, igualmente mencionada el lunes por el presidente, ha alarmado a más de 40 organizaciones no gubernamentales firmantes de una carta dirigida al Elíseo. “¿Puede usted garantizarnos que esos centros no serán lugares de privación de libertad, prisiones ante las puertas de Europa?”, preguntan en la carta.