Una pesada carga para las clases medias
Los principales impuestos sobre los que tiene capacidad normativa la Generalitat (sucesiones, patrimonio e IRPF) se caracterizan porque gravan a un mismo colectivo “la clase media acomodada, de profesionales, con dos sueldos en el hogar, una vivienda en propiedad, algunos ahorros y segunda residencia” señala Valentí Pich, presidente de los colegios de Economistas de España. “Nuestro modelo fiscal, el catalán como el español y el del resto de Europa, hace que las personas con bajos sueldos prácticamente no paguen impuestos directos. Y tampoco los pagan los ricos, que tienen estructuras más eficientes desde el punto de vista fiscal. Esto es así, y parece que no se puede cambiar”. La inmensa mayoría de ciudadanos no puede escapar de esa presión fiscal. Sin embargo, señala Pich, ese modelo “es letal para atraer un tipo de personas especialmente importantes para el desarrollo económico: el de los ejecutivos de multinacionales, que pueden elegir en qué ciudad viven, y personas acaudaladas, grandes inversores, que buscan un lugar de residencia agradable y con calidad de vida. Para estos colectivos el panorama fiscal de Catalunya es demoledor, especialmente si lo comparamos con Madrid”, señala. Esto, señala un informe del Consejo general de Economistas, ya está produciendo ya controversias sobre la residencia efectiva de los grandes contribuyentes. Y ya es común , y problemática,la diferente tributación de herederos y legatarios según donde vivan.