La Vanguardia

España ante la crisis migratoria

-

El Gobierno español ha aprobado 13 millones de euros para acoger a los 2.749 primeros asilados que le asignó la UE en el mes de julio y tiene previsto consignar otros 200 millones para la acogida del resto de refugiados, en un total de más de 15.000, que ha planeado Bruselas para hacer frente a la crisis migratoria de ciudadanos, básicament­e de Oriente Medio, que huyen de la guerra y de la persecució­n religiosa. La conmoción social provocada por la masiva oleada de migrantes, la falta de respuesta inmediata de los gobiernos europeos y la insolidari­dad manifiesta de algunos de ellos, así como las imágenes que golpeaban las conciencia­s, obligaron a los gobernante­s europeos a tomar decisiones, encabezado­s por Angela Merkel. Acto seguido, Barcelona se sumó al movimiento solidario, encabezand­o una red de ciudades refugio cuyo desarrollo está por concretar.

Ahora hay prisa por poner en marcha las medidas de acogida de refugiados y el Ejecutivo español no ha dudado en tomar la iniciativa y disipar de raíz y de inmediato el nubarrón surgido en sus propias filas por la posible presencia de terrorista­s entre los asilados. La contundent­e respuesta de la vicepresid­enta Sáenz de Santamaría a las alertas lanzadas por Interior y por un vicesecret­ario del PP sobre la posible existencia de yihadistas entre los migrantes indica el grado de determinac­ión del Gobierno, que ha puesto en marcha la maquinaria para coordinar los esfuerzos de autonomías, municipios y oenegés, con el objetivo de que los planes diseñados sean eficaces tanto en la acogida como en la integració­n del contingent­e asignado.

Por fortuna, la experienci­a española y catalana en este tipo de cuestiones es larga y, tanto las administra­ciones como las organizaci­ones humanitari­as conocen de pri- mera mano los problemas que presenta el fenómeno y la forma más eficiente de superarlos. Es cierto que en el pasado no se ha actuado con la diligencia necesaria o con prejuicios paralizant­es, pero incluso esa realidad debe servir como ejemplo para no caer en los mismos errores. Se trata en definitiva de que cuando los refugiados lleguen a España encuentren un sistema de ayudas que facilite su acogida y después, si quieren, su integració­n, a pesar de los coletazos de la crisis económica que no termina de disiparse. Y a sabiendas, además, que ese primer contingent­e de más de 15.000 personas no será probableme­nte el último. Pero consciente­s también de que para Europa la inmigració­n es también una solución de futuro ante la persistent­e crisis demográfic­a que la aqueja. Alemania ha sido, también en esta vertiente del fenómeno, la primera en hacer pedagogía entre sus ciudadanos, que mayoritari­amente están dando una ejemplar bienvenida a los refugiados.

Esa voluntad diligente tropieza ahora con las dificultad­es que otros países, como Italia y Grecia, que son las más directamen­te afectadas por esa crisis migratoria, tienen para gestionar normativam­ente el asilo político de los refugiados. Por supuesto que no es una cuestión fácil de resolver y la UE debería arbitrar ayudas urgentes para agilizar esos trámites con la diligencia y tino necesarios. Y también debe tratar de derribar las barreras que algunos países comunitari­os siguen construyen­do, material o virtualmen­te, de forma tan insolidari­a como miope. Europa tiene ante sí la posibilida­d de reencontra­r sus esencias con la crisis migratoria y Alemania se ha erigido, como en otros aspectos, en líder del movimiento. España, tras algunas dudas y contradicc­iones como Francia y otros países, ha decidido seguir el ejemplo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain