La confianza digital
Pocas obviedades suscitan más reflexiones que esta: gracias a la tecnología digital, en la actualidad hay más información disponible que nunca, al instante y en cualquier lugar. Por supuesto, esta afirmación afecta tanto a los datos útiles como a los molestos.
La transmisión continua de la radio y la abundancia en la oferta de la televisión se exaltan con internet y la telefonía móvil. La identificación posmoderna que rompe barreras se manifiesta en las redes cuando el mismo canal transmite una medida crítica del Gobierno y la última canción de moda.
Es más fácil blandir el uso inteligente de la tecnología que explicar en qué consiste. Ningún partido o administración reivindica un enfoque digital excluyente, sin embargo, algunos lo practican. La educación se presenta siempre como la solución para resolver los conflictos tecnológicos, pero las discrepancias entre expertos han impedido componer un corpus pedagógico.
Los analistas y profesionales y el público en general repiten que el sector de la comunicación sufre una grave crisis. No obstante, esta transformación es compatible con un sistema mediático sólido, porque el cambio es más cualitativo que cuantitativo.
La confianza es uno de los valores para entender la relación de los ciudadanos con la tecnología. Y este concepto sutil hoy no encaja con el efecto seductor y persuasivo de la televisión, el medio más seguido en los últimos tiempos. Tras reflejar la actualidad en sus orígenes, la televisión dio un salto –de nuevo, cualitativo– para construir social- mente la realidad. ¿Ocurre lo mismo con las herramientas digitales?
El impulso de la tecnología no es una garantía de libertad, democracia, calidad... En caso de que se consumase la conspiración que se está tramando para matar a mensajeros e intermediarios –por ejemplo, profesores o periodistas– a favor de la comunicación directa y el flujo incesante de material diverso, resultaría imposible que los datos se convirtiesen en información, que la información produjese conocimiento y que el conocimiento se consolidase como sabiduría.
La explicación permanece en lo cualitativo. En determinadas esferas de la sociedad, es imprescindible que haya profesionales preparados que localicen y evalúen lo que circula por el ciberespacio y aquello que salta del mundo real al virtual. Ellos sí deberían ser de fiar.