Abrir los ojos, abrir los brazos
Como era de esperar la publicación de la fotografía del pequeño Aylan, el niño sirio de tres años hallado muerto, ahogado, en una playa turca cerca de Bodrum, ha causado un gran revuelo en Perpiñán. No podía ser de otro modo, pues, como les contaba el pasado domingo, la publicación de la fotografía (3 de septiembre) ha coincidido con la celebración en aquella ciudad de la 27 edición del festival Visa pour l’Image, una de las más prestigiosas muestras del fotoperiodismo que se realizan en suelo europeo.
“Jamás en el festival las imágenes se habían salido tanto de sus marcos para saltarnos literalmente al rostro”, escribe Claire Guiillot en Le Monde (8 de septiembre). “Jamás las guerras lejanas fotografiadas por los reporteros parecían tan próximas, tan cercanas. La publicación de la foto del niño sirio Aylan, pequeño cuerpo arrojado por la mar a una playa de Turquía, ha venido a recordar a los festivaleros que las víctimas de las bombas en las fo- tos de Siria y los emigrantes intentando llegar a Europa en frágiles embarcaciones son las mismas personas”. El pequeño Aylan ha logrado para el drama de los refugiados, de los que huyen de las guerras, lo que en su día logró la foto de aquel niño judío asustado, los brazos en alto, en el gueto de Varsovia, o la de aquella niña aterrorizada, huyendo desnuda de un bombardeo de napalm en una carretera de Trang Bang ( Vietnam) en 1972 : abrirnos los ojos.
En Perpiñán, la foto del pequeño Aylan ha suscitado un par de lecturas. Una profesional, motivado por un oficio en plena mutación: el paso de la foto analógica a la digital ha simplificado en gran manera los retoques a las imáge- nes y los medios son a menudo acusados de manipulación, lectura a la que se ha venido a sumar la vieja polémica sobre la conveniencia o no de publicar determinadas fotografías –en este caso la del pequeño Aylan, que más de un periódico rechazó en un principio–, la frontera, a veces un tanto hipócrita, entre lo que es información y simple voyeurismo.
La segunda lectura es la de los habitantes de Perpiñán. Para los habitantes de Perpiñán la foto del niño sirio que no pudo llegar a su destino evoca a los refugiados españoles que cruzaron la frontera de El Pertús en 1939, al final de nuestra guerra incivil.
“¿76 años después de la Retirada, el departamento ( de los Pirineos Orientales) va a abrir los brazos a los refugiados? “, titulaba L’Indépendant el pasado martes ( 8 de septiembre). La Retirada es como se conoce en Perpiñán a los 450.000 refugiados españoles que cruzaron la frontera en 1939 para ser acogidos muchos de ellos de mala manera, de muy mala manera, en los campos de concentración de Argelers, Ri- besaltes, Sant Cebrià, Barcarès..., unos campos cuya existencia fue silenciada durante años: mi novia perpiñanesa de finales de los sesenta, nacida en los cuarenta, jamás oyó hablar de esos campos a sus padres ni a sus profesores del liceo.
La pregunta que se hace L’Indépendant, gracias en gran parte al impacto causado por la foto del pequeño Aylan, suena hoy muy distinta de como sonaba hace cincuenta años. Y si no que se lo pregunten al señor Jean-Marc Pujol, actual alcalde de Perpiñán, que con 12 años vivió el exilio y sabe lo que es tener que abandonar un hogar (en Argelia) deprisa y corriendo, con un par de maletas, y ser acogido en el puerto de Marsella con los gritos de “Pieds- noirs, dehors!” y “Pieds-noirs, à la mer!” (el mismísimo general De Gaulle tenia pensado, dicen, mandarlos a Madagascar”).
En Perpiñán, y en muchos ayuntamientos de pequeños pueblos vecinos, las gentes han empezado a movilizarse para acoger decentemente a los refugiados. De momento, a una parte de los 24.000 a los que el presidente Hollande se ha comprometido dar asilo. Pero, desengáñense, no será como en tiempos de la Retirada. En 1939, en el departamento de los Pirineos Orientales había 37.000 españoles en libertad y 240.000 en los campos. Terminada la Segunda Guerra Mundial, con Franco en el poder y avalado por los aliados, sólo quedaban 25.000 españoles en el departamento, los demás habían regresado a España. ¿ Ocurrirá lo mismo con los 24.000 refugiados que huyen de las lejanas guerras y con los que puedan llegar en años sucesivos ? Mucho me temo que no, aunque es cierto que gran parte de estos 24.000 refugiados no desean quedarse en Francia, prefieren alcanzar Alemania o Inglaterra donde las condiciones laborales, de hallar trabajo, son mas esperanzadoras. El tema de los refugiados, con un 54% de la población que no acaba por pronunciarse, es un tema espinoso para Francia. La señora Merkel, por el contrario, no solo necesita el trabajo de los refugiados, sino que no tiene una señora Le Pen que le pise los talones como al presidente Hollande. No es lo mismo abrir los ojos que abrir los brazos.
P.S. El próximo 3 de octubre cierra Negra y Criminal, la librería de Paco Camarasa y Montse Clavé. “Ja no som necesaris” dice Paco, “ja no som els únics que venem novel·la negra”. Discrepo. Una buena librería como la vuestra y unos buenos libreros, como Montse y tú, siempre serán necesarios. No es lo mismo comprar una botella de vino en un supermercado que en una buena tienda de vinos. En el supermercado no siempre tienen el vino que buscas, en la tienda sí, y además descubres bodegas y añadas que ignorabas. Una buena librería siempre será necesaria aunque solo sea para el placer de conversar con sus libreros. Siempre me lo pasé muy bien en la Negra y Criminal. Muchas gracias.
Aylan ha logrado lo que en su día logró la foto de la niña vietnamita huyendo del napalm Para los habitantes de Perpiñán, el niño sirio evoca a los refugiados españoles de 1939