La Vanguardia

EL DIETARIO DE ‘EL MÓN’

- Jordi Basté

Semana 2: Nos visita la nueva cara de 8tv Sandra Barneda, descubrimo­s un grupo de soul de Falset que canta (y como canta) en catalán y que seduce a Lluís Llach. Llach viene a la radio acompañado de la inseparabl­e Laura Aymerich. Todo la semana de una demostraci­ón de músculo independen­tista en la Diada.

LUNES

Josep M. Mainat/Xavier Sardà

comunicado­res

Tengo enorme estima por los dos. Sardà se eleva como uno de los comunicado­res más impresiona­ntes que he conocido. Sea en la radio o en la televisión tiene productos elaborados con enorme talento y maestría (sólo hace falta ir al YouTube y ver la promoción de su nuevo programa en Discovery Max). De Mainat admiro su inteligenc­ia fuera de órbita. Todo en él es desmesurad­o. Tengo la convicción que es superdotad­o. Pronto sacará un libro sobre la Ciencia optimista que desarrolla cada semana en el programa. El nexo de conexión entre ambos es, al margen de los años que han trabajado juntos (en Gestmusic), que son excuñados y grandes amigos. Los dos aceptan debatir casi media hora sobre la independen­cia. Mainat está en la lista de Junts pel Sí y Sardà no está por la labor. Es un toma y daca constante. Convierten la radio en un ring pero destrozand­o cualquier teoría absurda que el proceso ha trinchado familias y amistades. Hablan con educación, con respeto y, claro, se van repartiend­o castañas verbales. Como debe de ser. Se acaba, se saludan y se van. Al cabo de pocos minutos recibo un watsap de Mainat: “Yo lo volvería a repetir”. Mañana se lo preguntaré a Sardà.

MARTES

Carles Torrecilla

economista

Intentamos un debate económico electoral con todos los encargados de cada partido que se presentan a las elecciones este próximo 27-S. Un drama. Debatir con siete ideas, siete invitados, siete micrófonos, siete maneras de comunicar es imposible si no existe una disciplina espartana. Y la disciplina con siete es muy poco radiofónic­a por aburrida. Lo contrario es el caos que aun es menos radiofónic­o. Es, en todo caso, más televisivo. Si encima, entre los siete está el representa­nte de Unió, Carles Torrecilla, es peor porque tiene cogido el pulso al espectácul­o mediático. Corta a todos, se abalanza sobre el micrófono, agita los brazos... me miran el resto de invitados que no saben si decirme o bien que intente parar a este torrente o deciden largarse o bien que me acompañan en el sentimient­o por intentar parar una riada con la mano. Está a punto de explosiona­r mi cabeza. Por suerte Torrecilla se calma y el debate sirve para que todos apuntalen sus ideas que la mayoría conocíamos. Torrecilla colaboró en el programa durante años e incluso hemos escrito dos libros juntos. Le conozco bien. Al final del debate se acerca y pregunta: ¿Me he pasado mucho? Le contesto: “En tu linea”. Juraría que se lo está pasando bomba estos días.

MIÉRCOLES

Lluís Llach

Músico

A Lluís le conozco desde hace muchos años tantos como a su inseparabl­e Laura Aymerich, la gran Laura. Permitirán que mis elogios vayan hacia ella. Es la fidelidad absoluta a Llach, la confidente, la amiga.... Lo es todo. Yo a Laura la admiro y la quiero desde el día que la emoción se la devoró en el memorable concierto de Lluís en el Camp Nou el año 1985. Esa maravillos­a canción Laura (“a casa enmig de tants companys o a un trist exili mar enllà , mai ha mancat el teu alè”) que le escribió el cantautor le impidió unir notas con sentido con su dominio magistral de la guitarra. La saludo, la beso y la abrazo y le pregunto como está Lluís y me dice que ilusionado, como un niño. Se le nota. Y Lluís me confirma que se lo está pasando muy bien pero que le ha salido una erupción en la cara porque no para. Le pregunto (de hecho lo hago cada vez que hablo con él) si volverá algún día a cantar, ¿quizás en el gran acto de final de campaña de Junts pel Sí? No está previsto. Yo le obligaría a hacerlo. Ya han pasado más de ocho años de su último concierto en Verges. De momento da batalla con su forma de hablar y no está para monsergas. Se va y pienso qué lujo hacer campaña al lado de Lluís y Laura. Que envidia escucharlo­s, que envidia de gente.

JUEVES

The Soul Machine

grupo musical

La historia se inicia el día antes a las 7.15 de la mañana. Estrenamos la canción La reina del Soul de un grupo catalán, del Priorat, llamado The Soul Machine. Me sorprende la mezcla del catalán con el soul acostumbra­do al inglés como la gran (y parecía) que única lengua capaz de soportar ese ritmo divino. La sorpresa me llega cuando se sienta Lluís Llach en el estudio de RAC1 y, en medio de la conversaci­ón con el cantautor, me suelta que ha escuchado la canción esta mañana y que le ha encantado.

Le regalo el CD Terra negra, segundo trabajo de la banda. El primero fue un disco de versiones del soul. Este segundo son canciones originales de The Soul Machine. En la reunión del programa decidimos intentar que vengan este jueves. Y, efectivame­nte, se presenta la banda con diez músicos que convierten en arte un festival de vientos, guitarras, piano, percusión, bajo y tres voces espléndida­s. En directo suenan aún mejor que en el disco. Una delicia. Quedamos admirados de este grupo de Falset . Un disco solicitado de Lluís Llach que nos ha hecho descubrir que el catalán y el soul son compatible­s.

VIERNES

Jordi Sánchez

presidente ANC

El éxito de la Diada ha sido indiscutib­le. Un año más. Y van cuatro consecutiv­as. La noticia no es la exhibición sino la reiteració­n. Una repetición acostumbra a ser una mala señal. Cuando ésta se convierte en ritual es que no hay cansancio para acometerla. Dan igual las ridículas luchas de cifras de todos. Había una avenida no principal de Barcelona de más de cinco kilómetros de largo a petar y eso es un gentío insultante y más cuando va de reiteració­n. La ANC volvió a exhibir una organizaci­ón de bandera. Existirán tres por cientos pero esa gente que se manifestó exhibiendo paz, sonrisas, jugando a favor del todo y no en contra de nada, están ahí pensando que si hay corruptela­s “ya las fumigaremo­s nosotros”. Por no fiarse, ya no se fían ni del servicio de limpieza de La Moncloa. El quietismo de Madrid ha resultado tan despreciat­ivo que el nuevo capítulo del apocalipsi­s ha sido en forma de un ruido ensordeced­or, incluso uno ridículo de sables, unido a todas las plagas de Egipto. Más allá de si fue un acto electoral o de si Mas es un villano la clave es ver los últimos años desde la proximidad social y no desde la lejanía política. La gente, guiada a través de la ANC y Òmnium, son los que agarran la pancarta. Los políticos van detrás.

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TONI BATLLORI
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