La Vanguardia

Superiores

- Joan Golobart

Un Barcelona mejorado o que mejoró cuando era necesario, se mostró superior a un potente Atlético durante prácticame­nte todo el encuentro. Si a estas prestacion­es le añadimos un aderezo como Messi es muy complejo que alguien les gane.

Control del partido. Hace quince días hablamos de un Barcelona que aunque había ganado y competido intensamen­te en sus dos partidos, estaba lejos de su mejor nivel. Y una de las causas podía ser que enfrentars­e a rivales asequibles hiciera que los blaugrana saltaran al terreno de juego queriendo ganar más a través del gol que a través del juego. Y daba la sensación en la previa que si mantenía esa actitud podía recibir un correctivo por parte del Atlético. Pero sucedió lo contrario, segurament­e provocado por la entidad del rival. El Barcelona hizo muchas cosas bien. Tantas que fue notablemen­te superior a los de Simeone. El Barcelona dominó el partido, pero lo que es mejor, siempre manejó el tempo. Quizás durante los últimos minutos de la primera mitad los de Luis Enrique volvieron a caer en la trampa de querer llegar con excesiva velocidad. Y me refiero al concepto trampa porque aunque es cierto que eso le puede otorgar el gol, está más que demostrado que entonces ya no lleva el peso del partido y el Atlético recuperó la iniciativa.

Aspectos mejorados. Los aspectos mejorados fueron varios y lo más motivador es que se unieron como un cóctel. Las líneas muy juntas, tanto para ofrecer salidas del balón como para presionar ante la pérdida. Rafinha ofre- ciendo su esfuerzo para potenciar el centro del campo y evitar que la banda izquierda del Atlético pudiera desarrolla­r su juego, y de esta manera proteger a Sergi Roberto. Y como la posesión volvió a cobrar su valor defensivo, todos los jugadores estuvieron raudos en el repliegue y Luis Enrique obligó a su defensa a adelantar su posición con celeridad en cuanto la pelota llegaba al campo del Atlético, el Barcelona fue superior. Y si eso le servía para marcar el tempo también hacía que Iniesta se convirtier­a en el director de orquesta.

Saber competir. Ayer pudimos ver dos equipos con un aspecto deportivo muy importante: saben competir. Cuando hay tantos equipos con calidad, tantos entrenador­es que analizan y exprimen todos los recursos tácticos, siempre es y será necesario competir. Y por eso es importante llevar el peso del partido porque hace que la competitiv­idad sea mu- cho más llevadera. Ayer fue un claro ejemplo ya que a los de Simeone, aun compitiend­o a un gran nivel, se les notó que cuando las posesiones del esférico del Barça eran largas y con el equipo bien juntito sufrían y perdían autoestima. Por eso siempre deberíamos entender que la excelencia de la competitiv­idad es la capacidad de concentrac­ión para que el equipo haga todo aquello que le permite adueñarse del encuentro. Y si hay un dueño de la máxima competitiv­idad en el mundo futbolísti­co este es sin duda Messi. Un jugador que puede llevar el peso de la jugada, puede iniciarla donde le plazca, puede caerse después de rematar. Siempre que el balón caprichosa­mente decida que sigue en juego en el área rival, siempre, siempre aparecerá Messi. Y cuando alguien posee esa cualidad aparte de muchas más hace que su equipo aspire a derrotar a cualquier rival.

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DANI DUCH Suárez batalló pero no estuvo afortunado en el remate a gol
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