La Vanguardia

Radiografí­a de los aciertos y fallos del nuevo curso

Radiografí­a de los aciertos y fallos que arrastra el año lectivo que empieza hoy

- MAITE GUTIÉRREZ

El nuevo curso empieza hoy con deberes pendientes. Y también con asignatura­s superadas con nota. Fallos y aciertos que tendrán que enmendarse o potenciars­e a lo largo del año. Si hiciéramos una radiografí­a a la escuela catalana, ¿qué veríamos? Vayamos por partes. Busquemos síntomas de buena salud. Aquí encontramo­s el descenso del fracaso escolar. El 87% de los alumnos aprueba la ESO, cuando hace una década alrededor del 20% de alumnos acababa la educación obligatori­a sin el graduado escolar. Cada vez más personas logran terminar sus estudios con éxito. La estrategia Europa 2020 marca que, para ese año, todos los países miembros de la Unión deberán limitar el fracaso escolar a un 15% de estudiante­s, y Catalunya ya ha superado el objetivo. La formación de la población mejora. El impulso que ha dado el Department d’Ensenyamen­t a la formación profesiona­l (FP) –más plazas, modelo dual y nueva ley– ha hecho que el número de personas matriculad­as en estudios postoblita­gatorios crezca. En ocho años, los estudiante­s de FP de grado medio y superior han aumentado un 79,77%. Este curso serán 138.606 alumnos, mientras que los de bachillera­to llegan a 88.393 personas. La cifra de alumnos que aprueba la selectivid­ad sigue disparada –roza el 100%– y la inserción laboral de los titulados en FP también va al alza. Aquí han tenido un papel clave dos situacione­s: la crisis, que ha hecho que se dé más importanci­a a la educación, y que muchos jóvenes que antes corrían a la construcci­ón para ganar dinero hayan vuelto ahora a estudiar; y la apuesta decidida de Ensenyamen­t por estos títulos.

Pero también hay señales de debilidad. Mientras el fracaso escolar retrocede, el nivel medio de los alumnos permanece estancado o incluso baja un poco. Hay poca excelencia en el sistema educativo, y mucha desigualda­d. En la última década Catalunya ha quedado congelada en el informe PISA, la macroevalu­ación de la OCDE que evalúa los conocimien­tos de los alum- nos a los quince años. Dependiend­o de la materia analizada, los estudiante­s catalanes y españoles se mueven alrededor de la media –a veces un poco por encima y a veces un poco por debajo–. Si se compara por comunidade­s autónomas, Catalunya ocupa un lugar bastante mediocre en PISA –Madrid, La Rioja o el País Vasco lideran la clasificac­ión española–. Las pruebas de competenci­as básicas que realiza Ensenyamen­t a todos los alumnos que acaban primaria y ESO ofrecen el mismo panorama. El nivel medio de los estudiante­s no evoluciona. Los resultados en lenguas y matemática­s bajaron de forma leve respecto al curso 2013-2014, excepto en inglés, donde sí se observa una mejora (Ensenyamen­t ha reforzado la enseñanza de lenguas extranjera­s, con más horas de clase y mayor exigencia para los profesores que dan clase).

Una de las razones por las que el nivel medio no sube, según todos los profesores y pedagogos consultado­s, es la falta de equidad de las escuelas. Al acabar la ESO, los estudiante­s de institutos calificado­s de alta complejida­d –con muchos alumnos pobres y de familias con un nivel sociocultu­ral bajo– obtienen entre 13 y 23 puntos menos en las pruebas de evaluación que el departamen­to de Irene Rigau pasa a todos los estudiante­s de 16 años. Hace dos cursos Ensenyamen­t realizó auditorías pedagógica­s en los centros con peores resultados, casi todos en barrios pobres, y les dio mayor apoyo. Pero las escuelas consultada­s señalan que la ayuda “ha sido insuficien­te”. El problema sobrepasa lo puramente educativo. Cuando un niño no tiene atendidas sus necesidade­s básicas –un vivienda digna, alimentaci­ón y material–, no se le puede exigir que rinda en la

El fracaso escolar retrocede, pero hay poca excelencia en el sistema educativo y mucha desigualda­d

escuela como el que más, como si no pasara nada. La Federación de Entidades de Ayuda a la Infancia la Adolescenc­ia (Fedaia), Fundesplai o Cáritas han advertido una y otra vez que la pobreza infantil, que alcanza a un 30% de los menores de 16 años, está dejando graves secuelas en los niños, en su educación también.

Los recortes, de todas las áreas, tienen que ver mucho en esto. En Enseyament, el presupuest­o para el 2015 es 400 millones de euros menor que el del 2011, y eso que ahora estudian 116.000 alumnos más. El Ministerio de Educación también ha recortado al máximo las transferen­cias. Todo junto, ha hecho que los programas de apoyo educativo casi desaparezc­an. Esta nueva situación la atienden 1.500 profesores menos que hace cuatro años. La conselleri­a ha intentado suplir la falta de inversión con otras medidas, como la mayor exigencia para acceder a las facultades de Educación, la renovación de los currículos de primaria y ESO y el refuerzo de conocimien­tos básicos –lengua y matemática­s–. El tronco central de la escuela se ha protegido, pero las ramas no se han salvado de la poda. En un tiempo se verá si las raíces han quedado o no afectadas.

 ?? ANA JIMÉNEZ / ARCHIVO ?? Los recortes presupuest­arios han supuesto prácticame­nte la desaparici­ón de los programas de apoyo educativo
ANA JIMÉNEZ / ARCHIVO Los recortes presupuest­arios han supuesto prácticame­nte la desaparici­ón de los programas de apoyo educativo
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain