Andalucismos
Por 243 votos a favor, 10 abstenciones y 57 votos en contra, el Partido Andalucista ha acordado este fin de semana su disolución en Torremolinos. Desaparece la fuerza política que irrumpió en la transición al grito de “¡Poder Andaluz!”’. Amigos de Gadafi –del primer Gadafi–, los andalucistas molieron el café para todos que Adolfo Suárez sirvió en las tazas dispuestas por Felipe González y Alfonso Guerra. Tuvieron su auge en 1979 y empezaron a declinar en 1982, después de que el PSOE les arrebatase la bandera verde y blanca ideada por Blas Infante con los colores del califato Omeya. El Partido Andalucista se disuelve en septiembre del 2015 mientras Catalunya debate apasionadamente sobre la independencia. La política traza círculos. Este es uno de ellos.
Su primer nombre fue Partido Socialista de Andalucía y sus orígenes se remontan a la Alianza Socialista de Andalucía, fundada clandestinamente en 1971. Idea matriz: Andalucía necesita poder para salir del atraso y tiene tanto derecho a la autonomía como Catalunya y el País Vasco. “No- sotros no vamos a ser menos”.
El PSA de Alejandro Rojas Marcos y Miguel Ángel Arredonda se cruza en el camino de Felipe González y Alfonso Guerra, empeñados en resucitar el PSOE antes de que muera Franco. Rojas Marcos y González se detestan. Competición entre abogados sevillanos. Mientras el PSOE se re- construye, el PSA intenta poner en pie una federación de partidos socialistas regionales, con catalanes, gallegos, madrileños, valencianos, aragoneses... En paralelo, el profesor Enrique Tierno Galván propulsa el Partido Socialista Popular y el PCE se abraza al eurocomunismo para no estar muy lejos de la socialdemocracia.
Rojas Marcos se imagina secretario general de un novísimo Partido Socialista, pero el PSOE se mueve más deprisa. González y Guerra pactan con el PSC de Joan Reventós, absorben la Convergencia Socialista de Madrid (Enrique Barón) y se imponen a todos sus competidores de la izquierda en las elecciones del 15 de junio de 1977.
El PSA logra resistir. En las segundas generales, marzo de 1979, los andalucistas consiguen formar grupo en el Congreso y un año después colocan dos diputados en el Parlament de Catalunya. La bandera del autonomismo andaluz aún es suya. Rojas Marcos establece acuerdos tácticos con la UCD de Suárez. Juega al mus en Madrid. El PSOE se revuelve y decide quitarle la bandera. Promueve un referéndum para una autonomía rápida. “Andalucía no va a ser menos”. El golpe es fenomenal. El mapa se le escapa de las manos a Suárez y Josep Tarradellas declara: “Me parece que una España con diecisiete parlamentos y diecisiete defensores del pueblo no va a ser viable”.
El PSOE triunfa en 1982 y convierte Andalucía en su gran bastión. Imbatible. Inamovible. Nace la CiU del Sur. El Partido Andaluz sustituye al Partido Andalucista. Y el círculo recomienza ahora en Catalunya.
Un círculo se cierra: desaparece en plena campaña catalana el partido que levantó la bandera de Andalucía