Àlex Rigola
Àlex Rigola monta en el teatro Villarroel la versión catalana de ‘Maridos y mujeres’ de Woody Allen tras triunfar en Madrid
DIRECTOR TEATRAL
Àlex Rigola monta en La Villarroel la versión catalana de la comedia de Woody Allen Maridos y mujeres. El propio Rigola estrenó hace dos años la versión castellana en La Abadía de Madrid con un rotundo éxito.
Arrasó con el montaje en Madrid y ahora por fin lo presenta en Barcelona. A principios del 2013, Àlex Rigola adaptó y dirigió en el teatro La Abadía de Madrid la popular y muy autobiográfica comedia de Woody Allen Maridos y mujeres, un brillante análisis de la complejidad de las relaciones de pareja. El éxito de crítica y público fue rotundo y el montaje regresó la siguiente temporada. La obra, con Israel Elejalde, Elisabet Gelabert y Luis Bermejo, estuvo de gira por España y llegó a América Latina pero finalmente no aterrizó en Barcelona. Rigola cree que podían haber venido unos pocos días, pero no hacer temporada debido al coste que habrían supuesto hoteles y dietas para seis actores. Así que, dice, la idea era rehacer el montaje en la capital catalana, y por fin ha llegado la hora: mañana se estrena oficialmente en el teatro Villarroel Marits i mullers, protagonizada ahora por Andreu Benito, Joan Carreras, Mar Ulldemolins, Sandra Monclús, Lluís Villanueva y Mònica Glaenzel.
Seis actores a los que Àlex Rigola fusiona casi con el público: de hecho, una pequeña parte de los espectadores estará sentada en el cuadrilátero de sofás en el que tiene lugar la acción, y a alguno incluso le caerá algún discurso de unas parejas algo alteradas: en la obra, Andreu, escritor y profesor de literatura, y su mujer Mònica, que trabaja en una revista de arte, están más que sorprendidos porque sus mejores amigos, Sandra y Joan, una pareja aparentemente perfecta, haya decidido separarse. De hecho, esa separación será el punto de partida para cuestionar la solidez de su propia relación.
Y todo sucederá muy cerca del público y con los sofás como protagonistas. Por un lado, Rigola recuerda que en la película Woody Allen utiliza la cámara como psicoterapeuta porque los personajes le explican sus problemas. Aquí, sin cámaras, los actores utilizan con ese objetivo a los espectadores. En cuanto a los sofás, recuerda, son el espacio que define más el mundo de la pareja, donde las parejas aprovechan para hablar, descansar, compartir, ver películas juntos o incluso como medio de incomunicación mientras ven la televisión.
La obra, señala, “nos recuerda situaciones que a todos nos quedan próximas. Las relaciones de pareja no son fáciles. A todos nos han vendido de pequeños una historia de qué es el amor y luego nosotros descubrimos qué es y vamos adaptándonos a la vida de pareja, decidimos cómo sobrevivir en esta selva. Los cuentos, Walt Disney, la literatura, el cine, nos hablan del primer momento del enamoramiento, y parece que todo continúe luego igual, pero luego vemos cómo actúa el paso del tiempo en la pareja y cómo todo lo que nos imaginábamos era otra cosa”. Y Woody Allen, concluye, “en un momento de conflicto personal pone en escena todas las posibilidades del mundo de la pareja, enamoramientos, desenamoramientos, divorcios, relaciones entre jóvenes y gente mucho más madura, y extrae como conclusión que quizá le estamos pidiendo demasiado a esto y que quizá sea mejor que nos lo tomemos con más calma y vayamos tirando”.
“Allen concluye que quizá esperamos demasiado de las relaciones de pareja y sea mejor más calma”