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España busca el pase a la final y el billete olímpico ante una Francia envalenton­ada

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ Lille Enviado especial

Francia juega en casa y, aunque el baloncesto no es el deporte más popular en el país, durante estos días la afición se está volcando y llenando los pabellones. Esta noche en Lille, España tendrá que sobreponer­se al ambiente de olla a presión para meterse en la final.

“No habrá ni un sitio libre. Es un gran partido que todo el mundo quiere disputar. Para nuestro público es excepciona­l. No estará con nosotros sólo el baloncesto francés, sino toda Francia”. El selecciona­dor galo, Vincent Collet, tiene razón. El deporte de la canasta no es el más popular en el país pero durante estos días la afición bleu se está volcando y batiendo récords de asistencia. La marca que viste a Francia ha vendido el doble de camisetas que hace un año y considera que se están alcanzando cifras “futbolísti­cas”. A esto se le suma el hecho de que en Lille y su área metropolit­ana, de 1,9 millones de habitantes, existe una fuerte raigambre baloncestí­stica, con 270 clubs y 40.000 federados. Todo eso y la influencia de la juventud (el 36% de los habitantes tienen menos de 25 años) convierten el estadio Pierre Mauroy en una olla presión cuando juega Francia. El recinto se transforma en un mar de banderas tricolores, con la Marsellesa, el “Allez les bleus” constante y ese sonsonete torero que terminan con un “ole”.

A este ambiente se enfrentará esta noche (21.00 horas) España, que ya fue abucheada en los partidos anteriores, con el doble objetivo de alcanzar la final y de obtener un billete directo para los Juegos Olímpicos. Un ambiente en el que los franceses son jaleados a todas horas y en el que los aficionado­s van pasando por la puerta del hotel Hermitage, un bello hospicio del siglo XV donde se alojan los bleus y donde pueden admirarlos por fin de cerca, ya que de los 12 internacio­nales de Collet, seis juegan en la NBA y uno en Moscú.

El sábado contra Turquía el estadio se llenó con 26.135 personas, el martes ante Letonia poblaron las gradas 22.076 espectador­es, para hoy no se espera una butaca libre (se fletarán 45 autocares procedente­s de París) y para la final ya hay vendidas 24.000 entradas. Es el campeonato de Francia, que quiere repetir la corona de hace dos años, y nada parece detenerle. Pero por el camino se cruza España, que desea que el factor ambiental sea un arma de doble filo.

“Para ellos será una gran motivación el ambiente pero puede que para nosotros también lo sea. En un final igualado hay jugadores que se vienen arriba y a otros que les puede la presión”, reflexionó Sergio Scariolo. “Tenemos que llegar al final bien, que no se nos vayan al principio, aguantarle­s, ser los primeros en ponerles en dificultad­es en el torneo y que la etiqueta de favoritos se les vuelva en contra”, le explicó a La Vanguardia Pau Ribas.

Francia espera a una España herida en su amor propio porque el año pasado en el Mundobaske­t los franceses eliminaron a los españoles en cuartos de final en Madrid. “Para ellos es evidente que hay un gran sentimient­o de revancha. Tenían el sueño de jugar contra Estados Unidos en la final de su Mundial y nosotros se lo impedimos. Ahora nos quieren hacer ellos lo mismo”, avisó Collet. “Querrán demostrar que tienen cojones (en castellano)”, exclamó Mickael Gelabale, exjugador del Madrid y del Valencia.

Los dos equipos se conocen muy bien y si Francia suma dos victorias seguidas (en el Eurobasket 2013 y el Mundial 2014), las ocho anteriores fueron de la selección española, que de puertas afuera matiza sus deseos de venganza. Son conocidos los episodios en que Nico Batum golpeó con un gancho al hígado a Navarro en los Juegos de Londres o la colleja de Florent Pietrus a Sergio Llull en el Mundial pero España prefiere que la sobreexcit­ación sea francesa. “Tenemos que afinar tanto a nivel táctico y técnico ante su superiorid­ad física, que nuestra energía mental debe ir más en ese sentido, no desperdici­arse en otras direccione­s”, apuntó Scariolo, que vio la debacle de 2014 desde la grada y luego ha vuelto a estudiar aquel partido en dos o tres ocasiones.

APOYO INCONDICIO­NAL “No estará con nosotros sólo el baloncesto francés, sino toda Francia”, dice el técnico de los ‘bleus’

UN ARMA DE DOBLE FILO “El público será una gran motivación para ellos, pero puede que para nosotros también”, señala Scariolo LA OPORTUNIDA­D La selección española tiene la ocasión de desquitars­e de la eliminació­n en su Mundial

MAÑA Y FUERZA El equipo de Gasol tratará de imponer su inteligenc­ia ante un rival que se caracteriz­a por la potencia

“Puedo sacar indicacion­es pero son ambientes distintos y con jugadores diferentes”, dijo el selecciona­dor.

Lo que no ha cambiado es que a nivel atlético Francia no tiene rival. Muchos de sus jugadores son pura potencia, una especie de pantera que se tira a la yugular de su presa hasta asfixiarla (tienen la mejor defensa). “Son el monstruo del campeonato y están invictos pero desde nuestra humildad siempre salimos a competir con ambición contra quien sea y en cualquier cancha”, sentenció el técnico de España.

Ante la fuerza del adversario la selección española se aferra a la maña. “En el baloncesto no todo es físico, también está la mentalidad, la puntería y saber leer el juego y creo que nosotros sabemos hacerlo”, analizó el blaugrana Ribas, que disputará su primera semifinal en un Eurobasket.

En cambio, zorro viejo, para Felipe Reyes ya será la séptima. “Queremos seguir haciendo historia. Para ello tenemos que jugar sin ningún miedo, de tú a tú, los que tienen más presión son ellos”, expuso el pívot del Real Madrid. A ver quién la maneja mejor.

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PHILIPPE HUGUEN / AFP La selección española espera repetir esta imagen de victoria contra Grecia hoy ante Francia
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