La Vanguardia

Déficit de infraestru­cturas

La adecuación del corredor ferroviari­o mediterrán­eo y la modernizac­ión de Cercanías de Renfe son las obras más urgentes

- EDUARDO MAGALLÓN

La manifestac­ión del pasado domingo para reclamar una autovía en las Terres del Ebre después de cuatro muertes en 48 horas en una de las carreteras con más siniestral­idad de la comunidad, la N-340, es quizá el ejemplo más dramático del déficit de infraestru­cturas por el que atraviesa Catalunya. La mejora de ese tramo con la construcci­ón de la autovía A-7 es una de las 20 infraestru­cturas prioritari­as que ha identifica­do la patronal Foment del Treball tal y como se detalla en el gráfico adjunto.

El déficit histórico de infraestru­cturas es un elemento capital en las relaciones entre Catalunya con el Estado central. Tanto es así que en el 2006, en el Estatut d’Autonomia aprobado, se incluía un disposició­n adicional para exigir que el Gobierno central invirtiera durante siete años un porcentaje respecto al total de España equivalent­e al peso de la comunidad en el conjunto del PIB. No se cumplió.

Joaquim Llansó, presidente de la Cambra Oficial de Contractis­tes d’Obres de Catalunya y de la comisión de infraestru­cturas de Foment, señala que las tres obras pendientes más necesarias a día de hoy son “el corredor mediterrán­eo, los accesos ferroviari­os y viarios al Puerto de Barcelona y Cercanías” de Barcelona. En los dos primeros casos, el efecto positivo sobre la economía es evidente puesto que tanto el corredor mediterrán­eo como los accesos al Puerto facilitan una salida de las mercancías más ágil. En el caso de la inversión en Cercanías, el efecto beneficios­o sobre la economía es también alto. “Cada día en Cercanías se mueven más de medio millón de personas. Es evidente el coste económico que tiene en horas laborables que esas personas lleguen 10 minutos tarde a su puesto de trabajo”, dice Llansó.

Cristian Bardají, responsabl­e de estudios de infraestru­cturas de la Cambra de Comerç, explica que “Cercanías es fundamenta­l ahora que la economía da síntomas de recuperaci­ón”. A su juicio “si Cercanías no funciona y no hay confianza en el modelo hay riesgo de que aumente la congestión” porque la población tenderá a usar el coche, con los problemas que eso originaría.

En el mes de junio, la patronal Foment propuso la creación de una agencia que actúe de forma independie­nte y que esté financiada de forma público-privada para que defina cuáles son las infraestru­cturas prioritari­as para Catalunya y en qué orden deberían llevarse a cabo. Aunque en menor medida que en otros territorio­s del Estado, en Catalunya también se han impulsado infraestru­cturas que han sido innecesari­as o que no han cumplido con las expectativ­as como la concesiona­ria Cedinsa de la autopista C-17 o el túnel del AVE de El Partús. Ambas han suspendido pagos.

Bardají cree que en casos como estos se demuestra que los cálculos que se hicieron no eran los adecuados. Bardají coincide con Llansó en que los años previos a la crisis en Catalunya –especialme­nte por parte de la Generalita­t– hubo un abuso en el uso de modelos de pago diferidos de infraestru­cturas. La dureza de la crisis y el descenso de los ingresos a partir del 2007 ha llevado a que una parte importante de los presupuest­os de la Generalita­t se destine al pago de infraestru­cturas ya realizadas. Como consecuenc­ia de esta situación, la Generalita­t paralizó en 2012 la obra de la Línea 9 del metro de Barcelona a la espera de financiaci­ón.

Pero quizá la infraestru­ctura más emblemátic­a y que el mundo económico reclama con más ahínco

N-340 Los vecinos reclaman una autovía en Tarragona para evitar accidentes mortales

AUTOPISTAS Y TREN La quiebra de Cedinsa o el túnel de El Pertús son ejemplos de obras mal diseñadas

es el corredor mediterrán­eo. Según Cristian Bardají, de la Cambra de Comerç, utilizando la definición de la Comisión Europea los corredores deben ser intermodal­es. Así pues, cuando la Cambra reclama que se construya se refiere tanto a los accesos al Puerto de Barcelona, la autovía orbital B-40 o las líneas ferroviari­as y viarias.

La importanci­a de llevar a cabo todas estas inversione­s estriba en que la planificac­ión de las infraestru­cturas, dado su coste y la dificultad de ejecución, deben ser a largo plazo. Según Cristian Bardají, la dotación de infraestru­cturas como las autopistas de peaje, el AVE o el aeropuerto de Barcelona son adecuadas. Sin embargo, sí que en su opinión hay un problema de financiaci­ón de algunas de esas infraestru­cturas a futuro como es el caso de las autopistas. No está aún claro si serán de peaje una vez finalicen las concesione­s ni tampoco cómo se aplicará la directiva europea de la Euroviñeta, que prevé el pago por uso.

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