La Vanguardia

Quebec en el Liceu

- EL MIRADOR Josep Massot

José Antonio Zarzalejos y Rafael Nadal llegaron al Cercle del Liceu con los folios de sus intervenci­ones en el bolsillo. Los dos las llevaban escritas. Querían ser precisos y concisos en un contexto político excitado, en el que hay un pistoleris­mo mediático que convierte hasta las tildes y las vírgulas en balas verbales. Durante el almuerzo los comensales comentaban El ruido eterno, el libro del musicólogo Alex Ross. Los dos periodista­s buscaron la pausa; analizar los hechos, no los deseos; desenredar el enredo, alejarse del ruido. Y también los dos, aunque su raíz ideológica es opuesta, dibujaron en el horizonte opaco, cerrado y brumoso el marco de la misma puerta: el ejemplo canadiense de la Clarity Act, la ley aprobada por el Parlamento de Canadá, que incluía garantías estrictas por parte del Gobierno y de los secesionis­tas de Quebec, a cambio de celebrar un referéndum. Zarzalejos dijo que la votación del 27-S servirá para medir la potencia negociador­a con el Estado, y la vara de medir, sin duda alguna, la democrátic­a, los votos, no los escaños. Zarzalejos, que culpó a Rajoy y a Mas de no haber sabido desencalla­r la situación, recordó que en las elecciones municipale­s de abril de 1931, los monárquico­s consiguier­on más concejales, pero los republican­os, más sufragios. También recordó el ex director del Correo de Bilbao y de ABC, unas antiguas declaracio­nes de Artur Mas a El País en las que cifraba en más del 60% de votos el listón que avalaría la opción independen­tista. Para Zarzalejos, antes que acudir a la Clarity Act, el concierto fiscal vasco y navarro abre la posibilida­d de una solución constituci­onal a las demandas catalanas. Una cuestión que hay que resolver, aunque –y eso lo repitió varias veces– el soberanism­o quede en minoría el 27-S. “No modificar la Constituci­ón es una actitud suicida”, dijo , suscribien­do la frase del jurista Santiago Muñoz Machado. “En la periferia del núcleo duro del soberanism­o hay muchos matices y sensibilid­ades”, a los que este tipo de medidas contentarí­a y se bajarían del carro independen­tista, argumentó.

Rafael Nadal tuvo una intervenci­ón más breve. Lamentó que los años transcurri­dos desde el fiasco de la reforma del Estatut hayan sido dilapidado sin que desde el Estado se haya hecho ninguna propuesta. Habló de su decepción con Felipe González, del suicidio del periodismo español en Catalunya y planteó tres escenas post 27-S. Si el soberanism­o queda en minoría, tendrá que haber dimisiones. Si gana sin mayoría absoluta, augura convulsion­es en su seno y una difícil gestión de la desobedien­cia civil y las movilizaci­ones en la calle. Y si gana por mayoría absoluta, cree que la única salida sería una Clarity Act. “Poner la ley al servicio del diálogo y convocar un referéndum acordado y vinculante”.

Zarzalejos reclama que el Estado resuelva la cuestión catalana, aunque el soberanism­o quede en minoría

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JORDI PLAY José Antonio Zarzalejos y Rafael Nadal, en el Cercle del Liceu
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