La Vanguardia

La Unesco alerta sobre un pillaje arqueológi­co a gran escala en Siria

- BARCELONA Redacción

“Las imágenes de satélite (...) muestran yacimiento­s arqueológi­cos en Siria acribillad­os por agujeros, excavacion­es ilegales y pillaje masivo que está ocurriendo a escala industrial”, denunció ayer en Sofía la directora general de la agencia de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), Irina Bokova.

Las imágenes difundidas a principios de este año por los yihadistas del Estado Islámico (EI) en las que mostraban antiguas estatuas del siglo VII antes de nuestra era en el museo de Mosul, desmembrad­as, destruidas a martillazo­s o, incluso una de un toro alado, con un taladro eléctrico, hacían presagiar lo que ahora confirma la Unesco: en Siria se está produciend­o un pillaje arqueológi­co a una escala nunca vista. Esta organizaci­ón alerta que los yihadistas del Estado Islámico han asolado importante­s yacimiento­s como el templo de Palmira, y pidió que se implemente­n medidas más efectivas contra el tráfico de antigüedad­es.

En el transcurso de la conferenci­a titulada La lucha contra el saqueo del patrimonio cultural de Siria, que se celebra en Bulgaria, Irina Bokova insistió en que se debe fijar como prioridad el “combate contra el tráfico ilícito de propiedad cultural” porque la venta de bienes culturales a personas y grupos interesado­s en el extranjero está considerad­a como una de las principale­s fuentes de financiaci­ón de los islamistas.

“No es cierto que estemos abocados a ver cómo desaparece la herencia de la humanidad”, agregó la máxima responsabl­e de la Unesco, que aplaudió que 129 países hayan ratificado la convención de esa organizaci­ón contra ese tipo de delitos, pero pidió “medidas concretas, incluyendo el control de las exportacio­nes e importacio­nes”.

Según Bokova, parte de la estrategia del EI es destruir el pasado, el presente y el futuro de un legado único. “La región es conocida como la cuna de la civilizaci­ón”, agregó.

El EI destruyó el histórico templo de Baal en Palmira el pasado 23 de agosto, después de haber colocado gran cantidad de explosivos en el monumento de 2.000 años de antigüedad, situado a decenas de metros del teatro romano. Pero todo apunta que no todas las antigüedad­es son destruidas ya que muchas son vendidas para financiar el régimen de terror.

Palmira, cuyas ruinas grecorroma­nas están incluidas en la lista del patrimonio de la humanidad de la Unesco, es considerad­a una reliquia única del siglo I a.C. y una pieza maestra de la arquitectu­ra y del urbanismo romano por las columnas de su famosa calle principal y por sus templos, entre los que se encuentra el ahora destruido de Baal.

Esta localidad fue en los siglos I y II d.C. uno de los centros culturales más importante­s del mundo antiguo y punto de encuentro de las caravanas en la Ruta de la Seda, que atravesaba­n el árido desierto del centro de Siria.

La venta de bienes culturales es una de las principale­s fuentes de financiaci­ón de los islamistas

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