¿Qué le pasa a Hungría?
De repente, la manifestación de ayer ante el consulado de Hungría en Barcelona, ubicado en el mismo edificio del diario, me hizo recordar una de las noches más extrañas en la historia del Camp Nou.
Tampoco entonces había crecido y era agosto, agosto de 1970. No se trata de un recuerdo arqueológico de futbolero porque da para una reflexión: ¿por qué Hungría cuyo fútbol maravilló en los años 50, desbordante de creatividad y talento, es desde hace décadas un cero a la izquierda?
Y el correspondiente paralelismo político: ¿cómo el primer pueblo que se rebeló contra la tiranía soviética en 1956 –ganando así la admiración del mundo–, vio a su inteligencia emigrar y ser bien acogida se ha convertido en un país poco simpático?
El niño que esto escribe sólo iba al Camp Nou cuando el Joan Gamper. Les ahorro la nostalgia: dos noches de fútbol, cuatro partidos y...¡siempre ganaba el Barça! Eran los años de plomo, cuando lo máximo era una Copa del Generalísimo.
El Gamper de 1970 fue traumático. El Dynamo de Moscú –con Lev Yashin, la araña negra, algo mayorcito– le endosó un 5 a 0 al Barça, que entrenaba un gentleman llamado Vic Buckingham. El gran Minguella le traducía –a su manera– las instrucciones aunque el portero Mora aún recuerda como un broncazo del míster en un amistoso fue traducido por un “tu, tranquil, nano” de Minguella.
Buckingham fue muy churchilliano tras el drama del 0-5: “Otros años se ganaba el Gamper y se perdía la Liga. Esta temporada será al revés” (y fue una gran temporada: subcampeones y Copa del Generalísimo con
Se alzaron contra la tiranía soviética, maravillaron con el balón en los cincuenta (Puskas, Kubala Czibor, Kocsis) y hoy...
final épica ante el Valencia y gol del 4 a 3 de Alfonseda en la prórroga.
La final del V Joan Gamper fue un Dynamo de Moscú- Ujpest Dozsa de Budapest, después de que el Barça se adjudicase el tercer puesto ante el Schalke 0-4. Era una inédita e irrepetible final comunista en aquella España de Franco. -¿Y con quien vamos? Eso pregunté (había que ir con alguien). Un socio me lo aclaró:
-¡Con los húngaros que son menos comunistas! Y es el país de Kubala, Kocsis y Czibor.
Yo nunca había visto jugar a aquelles leyendas del barcelonismo, todas húngaras, que recalaron huyendo de la represión soviética. ¡Jamás he escuchado mencionar el nombre de algún exjugador del Barça con el respeto con que se pronunciaba Kubala, “un catalán de Budapest”, al decir del maestro Ibáñez Escofet.
Ganó el Ujpest Dozsa y desde aquel 1970 no recuerdo nada relevante del fútbol húngaro.
¿Cuando se jodió Hungría?