La Vanguardia

Ese olor a pintura fresca

La Habana maquilla contra reloj las calles por las que pasará el Papa

- MAYKA NAVARRO

Bien lo sabe ella. Con Juan Pablo II se restituyó en el calendario la fiesta de Navidad, y con Benedicto XVI, el Viernes Santo. Ahora, con la visita de Francisco a Cuba, a Irma Santos, de 78 años, le restituyen las aceras de su calle Reina, una de las agraciadas de La Habana que en las últimas semanas se maquillan a contrarrel­oj y por las que este fin de semana paseará por primera vez este Papa.

Tras uno de los agostos más calurosos y secos que se recuerdan en la mayor de las Antillas, hasta la meteorolog­ía se conjuró estos días con Jorge Mario Bergoglio regalando un gran aguacero el miércoles capaz de refrescar la ciudad.

El olor a pintura fresca permite trazar con los ojos cerrados el itinerario de Francisco en la capital de Cuba. A los pies de la efigie del Che y del monumento a José Martí, en la plaza de la Revolución, ya está listo el altar blanco y amarillo desde el que el Papa oficiará el domingo una misa a la que se calcula que asistirán más de 50.000 personas. Muchos negocios no abrirán ese día. Será más complicado que de costumbre moverse por La Habana y las vías por las que transite la comitiva permanecer­án cortadas por seguridad. Policías de uniforme y de paisano hace días que montan guardia las 24 horas en el recorrido.

Tras la misa de la mañana, su entrevista con Raúl Castro y el más que probable abrazo con Fidel, el Papa se trasladará por la tarde a La Habana Vieja. En el casco histórico de la ciudad, un espacio urbano complejo de apenas dos kilómetros en el que habitan 55.000 personas, algunos bici-taxis circulan desde hace semanas con carteles de bienvenida a Francisco sorteando con habilidad socavones, zanjas y escombros de las casas que ya no aguantan más y con tremenda tristeza se caen. Pese al esfuerzo y los 200 edificios de gran valor patrimonia­l que ya han sido rehabilita­dos, la gran mayoría de las viviendas agonizan. La última en ser derribada acabó de desaparece­r el miércoles frente al edificio del Capitolio, en la esquina del Teniente Rey con el paseo de José Martí.

No muy lejos, en la parte trasera de la catedral, a las puertas del antiguo seminario San Carlos y San Ambrosio, actual centro cultural Padre Félix Varela, el rector Yosvany Carvajal tutela los últimos trabajos para acondicion­ar los escenarios que visitará el Papa en el casco antiguo. La catedral ha recuperado el tono blanco y olvidado de la piedra ca-

La catedral ha recuperado el tono blanco y olvidado de la piedra caliza de la fachada

“Iremos a escucharlo a la misa con el respeto que merece un líder internacio­nal de su categoría” “El presupuest­o sólo ha dado para un modesto lavado de cara”, admite el padre Arregui, jesuita

liza de su fachada. El templo lleva varias semanas cerrado al público. “Lo más importante ya está. El altar mayor ha sido rehabilita­do y un sacerdote italiano, artista, ha terminado el mosaico veneciano que servirá para colocar a la Virgen durante la Plegaria de las Vísperas en la que participar­á el Papa”. Lo explica con emoción a La Vanguar

dia el rector, que dirige también la rehabilita­ción y limpieza a fondo del antiguo seminario. So- bre los restos recuperado­s de la antigua muralla de La Habana, ya se ha levantado el altar desde el que el obispo de Roma mantendrá un encuentro con 6.000 jóvenes cubanos.

Y no necesariam­ente serán todos católicos. El viernes, en la confluenci­a de las calles de San Ignacio y Amargura, cinco mujeres se organizaba­n para el reparto de banderas cubanas que ondearán al paso del papamóvil, que circulará descubiert­o por La Habana. “Iremos a escucharlo a la misa con el respeto que merece un líder internacio­nal de su categoría”, aseguró en nombre de todas la que por gestos llevaba la voz cantante. ¿Su nombre? “Cubana laica y revolucion­aria”. Amén.

En los siete años que el jesuita Juan Miguel Arregui lleva viviendo en La Habana no ha per- dido ni un poquito su acento vasco de Azpeitia. Ni suelta por esa boca ni una sola coletilla en cubano. Es el único hombre tranquilo a las puertas de la majestuosa iglesia del Sagrado Corazón, en Centro Habana. Aunque no figura en la agenda oficial, todos dan por hecho en La Habana que Francisco deseará detener la comitiva cuando pase a las puertas del templo de los jesuitas y saludar a sus compañeros de orden. La iglesia ha sido acondicio- nada y desde hace varios días los que quieren escriben deseos y mensajes de bienvenida al Papa en los dos grandes murales que se han habilitado en los vestíbulos de la entrada. “Siendo como es, creemos que se parará, pero lo importante es que durante las últimas semanas hemos duplicado el número de personas que entran por primera vez en esta iglesia”, cuenta el padre frente al altar.

Y los que se pierdan por este templo de 1923 aunque sólo sea para dejarse enamorar por los juegos de luces y colores de sus vidrieras, lo descubrirá­n un poco más limpio, porque como reconoce el padre Arregui, “el presupuest­o sólo ha dado para un modesto lavado de cara”. Como La Habana, maquillada para las fotos con Francisco de este fin de semana.

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Un cartel con la imagen del Papa al lado de la iglesia del Sagrado Corazón, el templo de los jesuitas, en el centro d
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DESMOND BOYLAN / AP de La Habana

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