Japón adopta la reforma militar que le autoriza a enviar tropas al exterior
Japón aprobó anoche la reforma de sus leyes de seguridad y defensa. A partir de ahora la tercera potencia mundial podrá enviar sus tropas al extranjero, una posibilidad que su Constitución pacifista, impuesta por Estados Unidos en 1947, impedía.
La Cámara Alta nipona adoptó pasadas las dos de las madrugada (hora local), por 148 votos a favor y 90 en contra, la más importante y polémica reforma militar desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Los senadores votaron una nueva interpretación de la Constitución pacifista que permitirá al gobierno de Tokio enviar a sus soldados al exterior para defender a un país aliado en caso de ser atacado, prestarle apoyo logístico o participar en operaciones de seguridad de la ONU.
La discusión de estos cambios en la legislación nipona ha provocado en los últimos días unos duros debates en el Parlamento, de una crispación raras veces vista. La tensión llegó incluso al punto de provocar, el pasado jueves, enfrentamientos físicos entre miembros de la oposición y de la coalición conservadora, integrada por el Partido Liberal Democrático (PLD) y Komeito.
Para el primer ministro, el conservador Shinzo Abe, la adopción de estas leyes, que constituían uno de los principales puntos de su agenda política, era una adaptación imprescindible a los nuevos tiempos. Una evolución legal necesaria para responder al creciente desarrollo militar de China, así como para normalizar la situación de Japón, limitada desde el final de la Segunda Guerra Mundial a la autodefensa y a misiones de ayuda humanitaria.
Para la oposición, liderada por el Partido Democrático, esta nueva interpretación de la Carta Magna constituye un peligro porque podría precipitar al país a un conflicto bélico en cualquier parte del mundo, debido a su compromiso de ayuda mutua con Estados Unidos.
Para evitarlo, batalló ayer hasta el final para evitar la votación. Presentó mociones de censura contra el presidente de la Cámara Alta, contra Abe y contra todo el gabinete, con tal de prolongar la discusión, con la esperanza de modificar parte de los textos.
Sus esfuerzos resultaron inútiles. La coalición gubernamental impuso su mayoría absoluta, rechazó las mociones de censura, forzó la votación y la ganó.
Tampoco los miles de manifestantes que durante las últimas semanas salieron todos los días a la calle a protestar contra esta reforma militar lograron modificar la opinión del Gobierno.
A partir de hoy, Japón deja atrás su Constitución pacifista de posguerra y entra en una nueva normalidad.